Juan Soto Ivars
Juan Soto Ivars (Águilas, Murcia, 1985) acaba de publicar un libro, titulado Esto no existe, que lo ha puesto en el punto de mira del pogresismo nacional. Al pobre ya me lo habían metido en la fachosfera por su maldita manía de pensar por su cuenta, sin pararse a debatir consigo mismo si lo que escribía en artículos, ensayos o novelas era de derechas o de izquierdas, opinando siempre desde su particular trinchera. Y ahora, con Esto no existe, la comunidad pogresista, que no progresista, ha optado directamente por el linchamiento: Juan Soto Ivars les parece, directamente, un enemigo del pueblo. Y, como tal, hay que (intentar) eliminarlo.
Esto no existe ofrece las conclusiones extraídas, tras tres años de investigación, del espinoso asunto de las falsas acusaciones de violencia de mujeres a hombres por los más variados motivos (desde quedarse el habitáculo común hasta impedir el contacto con los hijos, pasando por compensaciones económicas) que, según las estadísticas oficiales, no existen (de ahí el título). Es como si se hubiera llegado a la conclusión por decreto de que el hombre es siempre culpable y la mujer un ser de luz al que hay que defender de todo salvo de sí misma. En esa dirección han ido las leyes propiciadas por Irene Montero, entre las que cabe destacar, por sus penosas consecuencias, la del solo sí es sí, que ha servido para soltar violadores o reducir sus sentencias, tirándose así España un tiro en el pie (por mucho que el pogresismo insista en que la ley es chachi piruli, pero los jueces fachas la aplican mal).
A Soto Ivars le chirriaban las cifras de delincuentes domésticos y que todas provinieran de un solo lado. Se puso a investigar y descubrió que la realidad no era exactamente así (sin negar la importancia de la violencia contra las mujeres, nuestro hombre no es un energúmeno de extrema derecha, pese al retrato que se está intentando pintar de él). ¡En menudo charco te has metido, Juanito!
Si quieres dedicarte al periodismo de opinión en España, más te vale que lo hagas en el Equipo de Opinión Sincronizada que sigue al pie de la letra las indicaciones del gobierno, que acaba de dar una nueva muestra de fidelidad a sí mismo con la reacción a la sentencia condenatoria del fiscal general del estado (fiscal bueno, jueces malos, ¡y fachas, claro!). Juan nunca se ha visto en ese equipo y va por libre, sin pararse a pensar en si lo que dice es progresista o reaccionario.
No hay muchos como él. La opinión periodística en España se divide en dos grupos: los que le ríen todas las gracias al gobierno y los que lo denigran por sistema y piensan seguir así hasta que gane las elecciones el PP. Fuera de ahí se puede pasar mucho frío, pero a Soto Ivars no le preocupan las temperaturas extremas. Lo conocí hace años, cuando vivía en Barcelona (ahora está en Madrid), y me pareció, además de un tipo simpático y con sentido del humor, un hombre convencido de que el periodismo de verdad es el que te pone en problemas. El último en que se ha metido es gordo, pero estoy convencido de que lo resolverá a su favor.