Un punto de nueve posibles en los últimos partidos ligueros. Es el pobre balance de un FC Barcelona que, tras endosarle cuatro goles al Real Madrid en el Santiago Bernabéu, se ha desinflado. La crueldad del destino ha querido que el último batacazo haya sido durante los festejos por el 125 aniversario del club, con una inesperada derrota en casa contra Las Palmas.
Hansi Flick es responsable tanto de lo bueno como de lo malo. El juego mostrado por Lewandowski, Pedri, Raphinha, Koundé y compañía ha caído, y lo ha hecho en picado. Es lo que tiene haber bordado todas las facetas del juego durante los primeros meses de la temporada.
El entrenador alemán ya movió ficha después de que el equipo se dejara empatar en Vigo, con una bronca inusual al término del partido que rompió con toda rutina. Pero sus efectos aún no llegan y el nivel se aleja de lo prometido hasta ahora. Los canarios burlaron una y otra vez la atrevida línea del fuera de juego al tiempo que se mantuvo la tendencia a la baja en el número de ocasiones azulgranas.
Por el momento, los aficionados culés confían en que esta sea una parte más del proceso de crecimiento de un equipo joven y poco hecho. También reconocen el enfado y la autocrítica de Flick y de algunos jugadores en sala de prensa y la zona mixta. Pero si los blancos ganan su partido contra el Valencia suspendido por la DANA, se pondrán primeros en la clasificación. Nervios en Can Barça.