Carles Puigdemont
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Carles Puigdemont vuelve a la carga contra la UE y sus instituciones poniendo en duda que actúen "en función de la democracia", al considerar que éstas no prestan atención a sus demandas ni a su causa nacionalpopulista.
El expresidente de la Generalitat fugado de la justicia -y, a pesar de ello, eurodiputado de Junts en la pasada legislatura-, se despachó ayer con una invectiva contra la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola, y contra el nuevo conseller de Acción Exterior de la Generalitat de Cataluña, Jaume Duch, por haberse negado "siempre a atender a los eurodiputados que habíamos ganado las elecciones en Cataluña para exponerle la anomalía de nuestra situación".
"Se ve que en Europa sólo abren las puertas de manera discrecional no en función de la democracia, sino de los intereses de cada Estado", espetó Puigdemont, respondiendo así un mensaje de la Eurocámara en la red social X, en el cual Metsola hacía un llamamiento a defender nuestro sistema de libertades y participación frente a los riesgos que le acechan.
En su intento de denunciar una supuesta doble moral de la Eurocámara y de su presidenta, Puigdemont consiguió el efecto contrario. No sólo por responder de malos modos el impecable mensaje de Metsola sino, sobre todo, por su falaz argumentario victimista, poniendo en duda la calidad democrática de la UE. Algo que, por cierto, el prófugo ya había hecho en numerosas ocasiones a lo largo de los últimos años.
Sin ser consciente de ello, el líder de Junts no hizo más que cargar de razones de quienes le atribuyen ser un dirigente euroescéptico -entre ellos, Nigel Farage, el exeurodiputado inglés que impulsó el Brexit-. Algo que el prófugo niega, aunque su última pataleta con Metsola pueda servir para confirmar lo que ésta denuncia.