Eduard Sallent
El fallido operativo para detener a Carles Puigdemont vuelve a ser noticia. Tras la pésima actuación de los Mossos d'Esquadra, liderados por el comisario jefe Eduard Sallent, parecía que con la formación del nuevo Govern las aguas volvían a calmarse. Illa mostraba su apoyo al cuerpo autonómico y se iniciaba, con la visita al Complejo Central de Egara, una nueva etapa para todos: para la política y la policía catalana.
Sin embargo, este sábado ha trascendido una derivada de todo ello que deja aún en peor lugar a la dirección policial, que asumió, sin éxito, la ejecución de la orden nacional de detención que mantiene el Tribunal Supremo.
Y es que las cámaras de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) de Barcelona, destinadas a controlar el tráfico de vehículos contaminantes sin permiso para la circulación, captaron el coche que Puigdemont utilizó para acometer la huida. Sin embargo, los Mossos no solicitaron el acceso a las imágenes para dar con su paradero; de hecho, el comisario jefe Eduard Sallent dijo un día después de la fuga que todavía no tenía ninguna evidencia de que el también líder de Junts hubiese salido de la ciudad.
De este modo, se demuestra que no solo el dispositivo estuvo mal planteado (con una errónea distribución de los 600 agentes movilizados), sino que todo lo que vino después fue una cadena de pésimas decisiones por parte del comisario jefe. Solo el simple visionado de las cámaras de tráfico de Barcelona hubiese permitido seguirle la pista al doblemente fugado Puigdemont y evitar las molestias de la Operación Jaula.