David Mascort
El paso de David Mascort (Barcelona, 1969) por el Departamento de Acción Climática no será especialmente recordado por una gran gestión. Se le han unido las protestas de los agricultores y la nefasta política contra la sequía, ambas resueltas de maneras que dejan mucho que desear, en menos de un año al frente de la consejería.
Pero este economista, que lleva media vida viviendo del sector público ya fuere como alcalde de Vilablareix o como director de los Servicios Territoriales de Girona del Departamento de Innovación y Universidad, entre otros, ha dejado un último paquete envenenado antes de dejar su puesto.
Se trata de la ampliación de la zona especial protegida para aves (ZEPA) del delta del Llobregat sin, ni siquiera, haber hablado con los agricultores afectados. Lo ha hecho estando en funciones, sin dar la cara y sin contar con el apoyo político, pues la medida la rechazó ya el Parlament con anterioridad. Sin embargo, ha decidido tirar por la calle del medio y despedirse con un nuevo regalo que ha vendido como una medida que goza de un gran apoyo social.
Para ello, sólo se ha rodeado de entidades afines a la iniciativa desde el primer momento, sin dejar ni siquiera espacio de debate a las voces críticas, a las que ha menospreciado incluso al no contestar las alegaciones presentadas a su plan. Y las consecuencias no serán menores. Además de afectar a explotaciones, ganar más terreno para que las aves que pasan por el delta del Llobregat noquea los proyectos de ampliación del aeropuerto de Barcelona-El Prat.