Adrià Comella
La gerencia del Hospital de Sant Pau de Barcelona está ensombreciendo los éxitos científicos y médicos que logra el personal de este centro sanitario, uno de los cuatro más grandes de la Ciudad Condal.
Aunque los investigadores y facultativos se baten el cobre y logran éxitos, la dirección no lo acompaña con una gestión a medida de ese desempeño.
Prueba de ello es la incomprensible batalla laboral en la que ha entrado Sant Pau con su exidrectora de Desarrollo, la prestigiosa médico Victoria Martorell. Echó de malas maneras a la alto cargo y, ahora, esta les ha derrotado en los tribunales. Para escalar aún más el conflicto, el hospital recurrirá la victoria judicial de la también exsubdirectora a la siguiente instancia judicial.
Se trata de una batalla estéril, en la que Sant Pau no tiene nada que ganar. Y que llega tras otras polémicas nada decorosas como el despido de unos treinta profesionales, incluido un médico enfermo.
La ciudad sanitaria, excelente en muchos aspectos, precisa de una gestión ejemplar y alejarse de las veleidades caprichosas que han regido su trayectoria en los últimos años. Todo el sistema público lo agradecerá.