Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo

Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo Efe

Examen a los protagonistas

Yolanda Díaz

27 junio, 2024 00:00

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Asuntos Sociales no es el mejor ejemplo de concertación social a la hora de desarrollar las políticas con más peso de su departamento. Su falta de sintonía con CEOE y su líder, Antonio Garamendi, no es precisamente un secreto y Trabajo no ha contado ni contará con el apoyo de los representantes empresariales, inclusive Cepyme, para lanzar iniciativas como la reforma del subsidio de desempleo, la nueva subida del SMI o, ahora, la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas a la semana.

En este escenario, ha facilitado la pérdida de poder de ambas organizaciones en órganos donde sí se practica el diálogo social, como son el Consejo Estatal de la pyme o el Observatorio de la Morosidad Privada. Ha ordenado la entrada en estos organismos de Conpyme, una organización nacida en la catalana Pimec y que no tiene reconocida la representatividad. Esta sería la única fórmula que le permitiría actuar como patronal de pleno derecho. Pero el Gobierno de coalición de PSOE y Sumar no acaba de dar el paso, y la ministra de Trabajo busca fórmulas controvertidas para dar alas a Conpymes que sólo llenan de razones a CEOE y Cepyme en su rechazo.

Y este pulso no ha generado anticuerpos en la patronal. También ha propiciado críticas entre los sindicatos y en un órgano que es la máxima representación de la concertación social en España, el Consejo Económico y Social (CES).

Lo preside Antón Costas, uno de los economistas más reconocidos del país y con un perfil que cumple todos los requisitos para liderar la institución de derecho público a la que el Gobierno recurre para abordar los grandes temas en materia laboral. Incluso para mediar en grandes conflictos, como ocurrió en el pasado, al enrocarse el diálogo con los estibadores. La falta de cintura de la líder de Sumar al meter a Pimec y su filial balear, Pimeb, en el CES ha propiciado que incluso Costas le pare los pies con su estilo particular, con contundencia, pero sin estridencias.

Díaz debería reevaluar la forma en cómo ejecuta sus políticas. Quizá así conseguiría que alguna llegara a buen puerto sin levantar polvareda y alimentar el malestar que existe en España con la clase política del país.