Jaume Asens
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Comuns Sumar parece dispuesto a sacrificar o, cuando menos, aparcar una de sus principales promesas electorales a cambio de apoyar un hipotético Govern del PSC. Su férreo rechazo a la construcción del macrocomplejo turístico de hoteles y casinos Hard Rock de Tarragona dinamitó los Presupuestos pactados por ERC y los socialistas este año, propició el adelanto electoral, y se convirtió luego en una de sus principales banderas durante la campaña. Pero esa "línea roja" puede pasar a difuminarse ahora que la formación de Jéssica Albiach tiene ante sí la oportunidad de aliarse con Salvador Illa.
Así se desprende, al menos, de las declaraciones que realizó ayer Jaume Asens, candidato de los comuns en las elecciones europeas, quien en una entrevista radiofónica calificó de "mala práctica" el hecho de presentarse en las negociaciones con el PSC con líneas rojas. "No se puede ir a las negociaciones con líneas rojas. Cada uno va con su programa, pero no son tablas de Moisés inamovibles", manifestó el dirigente nacionalista, motivando con ello, de paso, la indignación de su antaño correligionario Pablo Iglesias.
Aunque movido por el resentimiento y la animadversión que ahora siente hacia los comuns, Iglesias aportó un dato que debería hacer reflexionar a sus antiguos compañeros de viaje: los seis escaños obtenidos en las autonómicas del pasado 12 de mayo son los peores resultados de su historia, incluidos también los de la antigua ICV y el PSUC. Y es que los bandazos y la frivolidad -a los cuales no es tampoco ajeno el líder de Podemos- acaban siempre pasando factura en las urnas.