Francis Ford Coppola
Sunset Boulevard II
19 mayo, 2024 00:00A sus 85 años y apoyado en un bastón, Francis Ford Coppola se ha plantado en el festival de Cannes para mostrar su última película, Megalópolis, en la que empezó a pensar cuando rodaba Apocalypse now. Las críticas no han sido muy entusiastas y, encima, han corrido sobre el cineasta todo tipo de chismes relacionados con su conducta durante el rodaje que no le están haciendo ningún favor. Hay quejas sobre su conducta errática, su actitud babosa hacia algunas extras en topless, sus cambios de humor, cierta conducta dictatorial y alguna que otra espantada para desaparecer del set y buscar un rincón tranquilo para fumar canutos.
Yo creo que los fans de Coppola teníamos muchas ganas de que la tan demorada Megalópolis fuese una obra maestra (no digo que no lo sea, pues no la he visto, pero las noticias que me llegan no son como para echar cohetes), pues eso se ajustaría al bonito relato del genio incomprendido con el que la industria de Hollywood no sabe qué hacer y le acaba amargando la vida. De acuerdo con esa narrativa, Coppola sería lo más parecido del mundo a Gary Cooper en El manantial, un visionario que debe imponerse a la visión chata y pequeño burguesa de las cosas que tienen sus semejantes. Queremos a Coppola porque nos ha dado películas magníficas como Apocalypse now o la saga de El Padrino. Nos ha hecho sufrir con sus problemas, sus ruinas y su actitud quijotesca. Lamentamos el hundimiento de sus Zoetrope Studios tras la catástrofe financiera de One from the heart. Hasta a aquellas de sus películas que menos nos han gustado (porque solía tratarse de encargos para llegar a fin de mes) conseguíamos verles alguna gracia.
Cuando vimos que la industria de Hollywood pasaba de Megalópolis, negándose incluso a distribuirla, nos pusimos inmediatamente de parte de nuestro ídolo, el genio basureado…Pero ahora no puedo evitar preguntarme: ¿Y si Megalópolis ha salido mal ¿Y si es ese fistro caótico, confuso y aburrido que tanta gente dice que es? Me parece enternecedor que Coppola haya invertido 120 millones de dólares de su propio dinero para plasmar su sueño, pero, ¿nos garantiza tanta entrega unos resultados satisfactorios? ¿Podría ser que la nueva película de nuestro hombre no sea más que un acto de cabezonería megalómana?
Ya sé que corren malos tiempos para la lírica en el mundo del cine. Y que el pobre Francis es, en el fondo, un personaje de otra época. Lo suyo es heroico, pero, ¿y sin con eso no basta para fabricar una gran película? En fin, como Megalópolis tiene asegurada la distribución en España, no tardaré mucho en averiguar la verdad. Y si no me gusta, siempre puedo consolarme volviendo a ver La conversación o cualquiera de sus grandes obras. El que no se conforma es porque no quiere.