Oriol Junqueras
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Oriol Junqueras sigue sin asumir el resultado de las elecciones del pasado domingo, de las cuales se extrae una lectura muy clara: los catalanes desean pasar página y acabar de una vez por todas con el procés. La derrota, tanto en votos como en escaños, de los partidos secesionistas así lo demuestra. Y más aún en el caso del suyo, ERC, que ha perdido 13 de los 33 escaños que tenía.
El líder de la formación que presidió la Generalitat en la pasada legislatura se ha sacado ahora otro conejo de la chistera poniendo sobre la mesa una renuncia que, en realidad, no es tal. Junqueras dimitirá como presidente de ERC una vez pasen las europeas del 9 de junio. Pero, al mismo tiempo, se ofrece para recuperar el cargo en el "congreso nacional" de los republicanos del 30 de noviembre. Es decir, da un paso al lado que le permitirá, de paso, evitarse el mal trago de elegir entre una investidura favorable a Salvador Illa (PSC) o a Carles Puigdemont (Junts).
Al igual que este último, Junqueras continúa sin ser consciente de que las urnas a las que tanto apela con frecuencia han hablado muy claro. Y le han dicho que su etapa política, y la de su proyecto, forman parte de un pasado caduco y nada edificante. Así que, lo mejor que podría hacer por esa Cataluña que tanto dice amar -y a la que tanto daño ha hecho con sus veleidades secesionistas e identitarias- no es apartarse una temporada para regresar de nuevo, como pretende, sino dedicarse a otra cosa. Ya iría siendo hora.