David Mascort

Los expertos en gestión del agua no dudan en suspender el último movimiento del consejero del president en funciones Pere Aragonès en materia de medio ambiente. En declaraciones a este medio, ponen el grito en el cielo, esta vez por el despliegue de 13 desalinizadoras en el litoral catalán. La ausencia de proyectos técnicos no permite fiscalizar el anuncio de esta semana, que además manda el “distópico” mensaje de que Cataluña no dependerá de las lluvias en un futuro. Como si el grifo fuera la única función del agua.

Su semana horribilis, no obstante, la comenzó con la ocurrencia de abrir al público piscinas privadas declarándolas refugios climáticos, y la ha terminado con sus frustrados intentos por deshacer el lío. Los ayuntamientos han recibido la patata caliente y, como es obvio, la Asociación Catalana de Municipios (ACM) y la Federación de Municipios de Cataluña (FMC) se han revuelto contra el decreto ley por lo disparatado del plan. Todo ello, en detrimento de los evidentes intereses de ERC a falta de tres semanas para las elecciones del 12 de mayo, sabiendo de la fuerza que tiene Junts en el municipalismo catalán.

Electoralismo y torpeza a partes iguales.