Pere Aragonès
Pere Aragonès intenta retener el sillón de presidente de la Generalitat con una estrategia de campaña que implica llegar a sectores donde no se ha prodigado demasiado durante su mandato y donde puede ganar votos respecto a sus rivales independentistas. Uno de los públicos más claros para los mensajes de la precamapaña republicana es el empresariado catalán.
De entrada, hay que tener en cuenta que Aragonès y los miembros de su Gobierno han tenido menos reparos que sus predecesores en señalar que su patronal de cabecera era Pimec. Acercarse a la organización de pymes presidida por Antonio Cañete implicaba lanzar un mensaje entre líneas de que ERC no estaba alineada con las "élites extractivas" que algunas voces independentistas y antisistema asegura que representa Foment del Treball. Han mantenido el relato incluso cuando los hechos han demostrado que, en el fondo, el empresariado que sositene ambas organizaciones no dista tanto.
Y Aragonès se intentó rodear de los suyos para presentar una de las grandes promesas de la precamapaña, que ERC viraba un poco su posicionamiento con la ampliación del aeropuerto de Barcelona-El Prat. Los republicanos ahora sí están de acuerdo con ampliar esta infraestructura que corre peligro de quedar pequeña, pero sólo llevando al límite la capacidad de las pistas actuales sin contar con otras adicionales.
Ha sido el Gobierno el primero en asegurar que esta ocurrencia de última hora no tiene recorrido, mientras que la propuesta del president ha dado alas a la oposición, con un Salvador Illa (PSC) que considera "inviable" la sugerencia del republicano. Es lo que tiene dejar los deberes para última hora, que se hacen de cualquier manera y sin reflexionar.