Raúl Ramírez
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Los ciberataques son un mal de muchos. Empresas de instituciones están expuestas a los cibervándalos, que asaltan sus sistemas informáticos en busca de datos o, simplemente, gloria.
La última víctima ha sido el laboratorio alemán establecido en España Hal Allergy, que sufrió el envite de los gamberros electrónicos el pasado 19 de febrero. Inicialmente, la empresa con sede en El Prat de Llobregat (Barcelona) fue transparente y comunicó el percance a la ciudadanía.
Pero es que siete semanas después, el ataque sigue sin resolverse. Apenas esta semana, Hal ha podido reactivar su empresa, lo que se ha traducido en un golpe en la producción y distribución de vacunas.
Y, con ello, un impacto en los ciudadanos que tenían que recibirlas, a los que ahora peligra su pauta vacunal. Una multinacional farma con tanta trayectoria y músculo como Hal debe ser más diligente en solucionar el incidente. En ello va su reputación.