Carmelo Ezpeleta
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Hay personas que invierten su tiempo en diseñar en su mente sus deseos y planes; otras, por el contrario, lo emplean para ejecutarlos. El consejero delegado de Dorna pertenece a este segundo grupo. Quiso competir como piloto de coches y construyó un circuito; aspiró a gestionar los derechos del Mundial de motociclismo y fichó por la empresa que se los adjudicó. Quiso ser mejor que la Fórmula 1, o al menos más atractivo, y el tiempo demuestra que lo logró.
Tanto ha sido así que los dueños del circo de los bólidos más veloces del mundo han comprado Dorna Sports, a la que han valorado en cerca de 4.500 millones de euros, pero con el empresario barcelonés a bordo, conscientes de que su figura ha sido clave para convertir al Mundial de MotoGP en un referente del negocio en el entorno del deporte y del entretenimiento a escala mundial.
Ezpeleta ha logrado consolidar una máquina de generar flujos de caja que no tenga que depender de figuras individuales. Sin temblarle el pulso afirmó en su día que MotoGP seguiría en pie tras la retirada de un icono como Valentino Rossi, como antes había sucedido con Mick Doohan. Y acertó de pleno: no sólo no se hundió, sino que creció más. Las figuras van y vienen, pero lo importante es el modelo de gestión.
Pese a su perfil bajo, Ezpeleta ha sido y es uno de los ejecutivos españoles con mayor influencia en el panorama internacional de los negocios. La llegada de la competición a todos los rincones del mundo ha abierto puertas a las que hace no mucho tiempo ni se pensaba en llamar. La recompensa ha llegado con la operación de Liberty Media y, sin embargo, no se dibuja como punto final.
Ezpeleta seguirá como consejero delegado de Dorna y en diversas entrevistas a lo largo de los últimos años ha asegurado que no está cansado pese a ser un septuagenario cercano a los 80. Una actitud que ha sido clave para llegar hasta aquí.