José María Álvarez-Pallete
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Resulta complicado reinventar una compañía que está a punto de cumplir 100 años, que ha pasado de ejercer un monopolio durante décadas a competir en un mercado más o menos liberalizado y que, por mor de los avances tecnológicos y la sofisticación de los clientes, debe dar complejos giros de volante cada pocos años.
De ahí que el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, y su equipo sean dignos de elogiar tras presentar un nuevo plan estratégico en el que pocos elementos del pasado son fácilmente extrapolables.
Una hoja de ruta que debe aunar los desafíos tecnológicos del presente y el futuro con la estabilidad y predictibilidad que exige una empresa cotizada, con cientos de miles de accionistas a sus espaldas. Y, además, con un marco normativo que discurre a mucha distancia de los jugadores que compiten a brazo partido en el terreno que deben regular.
El tiempo determinará lo acertado de la estrategia; lo que queda fuera de toda duda es que lo fácil es tocar lo imprescindible y dejar que el paso del tiempo fuerce las maniobras; al contrario, lo más difícil es tratar de adelantarse a los acontecimientos o, al menos, marchar en paralelo con ellos. Y en el ámbito tecnológico ese discurrir es muy veloz. De la mano de Álvarez-Pallete, Telefónica ha optado por lo segundo.