Meritxell Serret

La mala gestión de los recursos públicos llevada a cabo por los dirigentes secesionistas de la Generalitat de Cataluña a lo largo de la pasada década ha vuelto a quedar en evidencia en las últimas horas. El mismo día en que el Govern anunciaba una inminente subida del precio del agua en alta en Barcelona, la misma semana en la que también ha sido noticia por recortar en pañales para los ancianos de la región, su consellera de Acción Exterior, Meritxell Serret ha presumido de la creación de un nuevo y controvertido cuerpo diplomático autonómico.

Como ya ha pasado otras veces, el Ejecutivo de ERC no repara en gastos superfluos a la hora de destinar dinero público a proyectos propagandísticos, nacionalistas e identitarios, al tiempo que escatima en otros esenciales.

Cuestiones como estas deben dar lugar a una profunda reflexión sobre si, de verdad, el Gobierno central debe transferirle todavía más competencias. Empezando por los trenes de Rodalies de Renfe, que tanto exige la Generalitat. Y es que, vista la gestión de ésta, ¿qué garantía hay de que en sus manos vaya a ser un servicio mejor?