Pere Aragonès
La Generalitat de Cataluña responde con dos provocaciones en toda regla al Gobierno español después de que el Congreso de los Diputados sacara adelante el pasado jueves, con los votos a favor del PSOE y Unidas Podemos, la reforma a la baja del delito de sedición por el cual fueron condenados los líderes del procés.
La primera de esas dos nuevas muestras de deslealtad por parte del Govern secesionista ha consistido en elegir como nuevo presidente del Puerto de Barcelona a Lluís Salvadó, un diputado de ERC enjuiciado por la organización del referéndum ilegal y unilateral de secesión del 1-O, que previsiblemente a partir del próximo martes pasará a engrosar la amplia nómina de altos cargos nacionalistas con sueldos superiores a los 100.000 euros anuales. Un premio que sorprende, para mal, por partida doble, habida cuenta de sus declaraciones machistas en el pasado --en unas grabaciones se le escuchaba proponer dar cargos a las mujeres que tuvieran “las tetas más gordas”--, lo cual no casa con el cacareado feminismo del cual alardean tanto su partido como el Ejecutivo de Pere Aragonès. Sería interesante saber qué piensa al respecto, por ejemplo, la Consejería de Igualdad y Feminismos.
El segundo bofetón desde la Generalitat al Gobierno de Pedro Sánchez han sido las declaraciones del conseller de Universidades, Quim Nadal, que en una entrevista ha amenazado con desobedecer la nueva ley estatal en esta materia. Ni corto ni perezoso, el exdirigente socialista ha asegurado que está dispuesto a incumplir la ley española de Universidades en ciernes por obligar a que la mayoría del profesorado sea personal funcionario, en vez laboral como ocurre en Cataluña.
Haría bien el Gobierno en tomar buena nota de estos dos nuevos desafíos por parte de los dirigentes de la Generalitat, que se suman a una extensa lista, como el rechazo a cumplir las sentencias del 25% de clases en castellano en el sistema educativo, los ataques de Gabriel Rufián llamando "fascistas" a jueces en su última intervención en el Congreso o la reciente gira diplomática del inhabilitado líder de ERC Oriol Junqueras por Latinoamérica para explicar la "represión del Estado", por citar algunos casos. Las cesiones del presidente Pedro Sánchez al nacionalismo no parecen estar contribuyendo precisamente a "apaciguarlo", por más que presuma de ello.