Virginia Feito
Llegar y besar el santo
La española Virginia Feito (Madrid, 1988) publicó el año pasado su primera novela, escrita directamente en inglés, y logró que se fijara en ella la actriz Elisabeth Moss (a la que conocimos en su papel de ratita sabia en Mad men), quien ha adquirido los derechos para convertirla en una película producida por Blumhouse, la compañía que más ha hecho últimamente por renovar el cada día más cansino y adocenado mundo del cine de terror. Mrs. March la acaba de traducir Lumen al español (La señora March) y ya va por la segunda edición. Me gustó cuando la leí en inglés y se la recomiendo a mis queridos lectores: es un thriller de combustión lenta y tiene la rara habilidad de conseguir que te intereses por las desventuras de un personaje por el que es muy difícil sentir la más mínima empatía, una pija del Upper East Side neoyorquino que, a partir de una nimiedad, convierte su vida en una bola de nieve cada vez más grande que se encamina inevitablemente hacia el abismo. La propia señora Feito asegura que su señora March es un ser despreciable al que ha disfrutado mucho torturando, y lo cierto es que el lector, aunque a veces esté a punto de abandonarla a su suerte (como me pasó a mí en un par de ocasiones), acaba atado a ella y a sus ridículas desgracias, que van in crescendo desde el día en que la dependienta de su pastelería favorita, donde compra a diario su querido pan de olivas, la felicita por haber servido de modelo para la protagonista de la última novela de su marido, cosa que a ella le sienta como un tiro porque la tal Johanna es una prostituta a la que no desean ni sus propios clientes. A partir de ese momento, la vida de la señora March empieza a convertirse en un infierno, y el lector, a temerse lo peor. Y hasta ahí puedo leer para no incurrir en el spoiler.
Lo bueno de una educación cosmopolita --Feito ha vivido en París, Londres y Nueva York-- es que aprendes varios idiomas y puedes elegir el que más se ajusta a tus planes creativos. Para ambientar una historia entre la pijería neoyorquina con ínfulas culturales, el inglés le ha venido muy bien a Feito, consiguiendo, incluso, que la comparen con Shirley Jackson (cuya biopic, por cierto, protagonizó Moss) o Patricia Highsmith, aunque uno detecte también la influencia de Ruth Rendell y, en general, la de muchas escritoras actuales del ámbito anglosajón cuyas novelas no se editan en España o pasan desapercibidas (el thriller perverso es una especialidad muy femenina en las letras británicas y norteamericanas). Puede que Feito se beneficie en su país natal de cierto esnobismo local que ayuda a triunfar a quien ya lo ha hecho en Estados Unidos --nadie se molesta en traducir a luminarias británicas como Liz Nugent o Lisa Jewell--, pero eso no quita para que Mrs. March sea una novela realmente interesante que merece venderse más que decentemente. Eso sí: requiere cierta perseverancia, pues avanza lentamente y no sabes muy bien hacia donde, aunque intuyas que el destino será pavoroso.