Francesc de Dalmases y Laura Borràs, en una imagen de archivo / EUROPA PRESS

Francesc de Dalmases y Laura Borràs, en una imagen de archivo / EUROPA PRESS

Examen a los protagonistas

Laura Borràs

30 octubre, 2022 00:00

A mi Dalmases, ¡ni tocarlo!

Desde un punto de vista estrictamente personal, reconozco que ante el tono cansino y repetitivo que lleva tiempo adoptando el lazismo catalán, he agradecido mucho el sainete que han montado Laura Borràs, presidenta de JuntsxCat por la gracia de Puchi, y su secuaz Francesc de Dalmases a raíz de la ya célebre metedura de pata de éste cuando le dio por abroncar a una periodista de TV3 porque no le gustó el tono de la entrevista que le acababan de hacer a su jefa en un programa ya desaparecido, pero que competía con el Més 3/24 de Xavier Graset por ser el boletín oficial del procesismo audiovisual. Aunque hay cierto consenso acerca de que Dalmases se portó como un patán y un matón, los esfuerzos de su jefa y guía espiritual por echarle una mano están siendo casi entrañables, pues recuerdan a los de una mamá osa protegiendo a uno de sus oseznos ante el ataque de algún bicho hostil. Dichos esfuerzos no son precisamente sutiles, como puede atestiguar la excomunista prejubilada en lo que queda de Convergència Magda Oranich, quien dice que ya no se le pone al teléfono porque se ve venir los berridos que le van a caer. A Dalmases no le ha quedado más remedio que renunciar a la vicepresidencia del partido y a sus obligaciones en el ente audiovisual del Régimen, fueran las que fuesen, pero, de momento, aún se agarra al escaño como si le fuera la vida en ello (a destacar la ayuda de otro osezno de Borràs, el leguleyo Alonso Cuevillas, que consiguió bloquear durante tres meses las investigaciones sobre la discutible conducta del señor Dalmases en TV3).

Ajena a la evidencia de que le espera un juicio por corrupción que la puede inhabilitar y hasta obligar a pasar una temporadita a la sombra, Borràs sigue comportándose como su la presidencia de su partido fuese algo inamovible. No quiere dejar caer a su escudero porque sabe que inmediatamente después se la cepillan a ella. A ambos les da igual que Turull y sus aturullados estén de ellos hasta la coronilla, y hasta encuentran tiempo para ejecutar maniobras tan pueriles como inventarse a una periodista que defiende a Dalmases en Twitter y que luego resulta que es un alias de un iluminado indepe que alcanzó la gloria por transportar a pie una urna del sagrado referéndum de octubre del 17 entre Cataluña y Flandes (para que la bendijera Puchi, supongo). Además de este apoyo fundamental, el tándem Borràs-Dalmases ha contado también con el de un tercer osezno próximo a las tesis de Waterloo, el inefable Ramón Cotarelo, ese madrileño al que le ha dado la pájara de que es catalán y que tilda de fascistas a los de ERC (hombre, tocayo, pueblerinos, carlistones y meapilas puede que sí, pero lo de fascistas es exagerar un poco, ¿no crees?).

Yo diría que todo este culebrón lamentable, si bien entretenido, acabará con la fuga de Mamá Osa y sus oseznos hacia la entelequia que anda tramando Dolors Feliu en la ANC, contribuyendo a una mayor atomización del procesismo made in Waterloo. Y como me congratulo de todo lo que pueda redundar en perjuicio de los de Puchi, espero que no tarde mucho en montarse esa candidatura alternativa de la ANC en la que Borràs y su guardaespaldas pueden brillar con luz propia. Y si Feliu se pone farruca porque le gusta mangonear, pues se le aplica el tratamiento FAQs y aquí paz y después gloria, ¿no?