El Ayuntamiento de Vilanova i la Geltrú en la Oficina Antifraude
La Ronda Ibérica de Vilanova i la Geltrú siempre ha funcionado como un eje viario para ir de norte a sur en la capital del Garraf. Una ronda de circunvalación que evitaba tráfico del centro. El consistorio dirigido por Olga Arnau (ERC) en tripartito con Junts y la CUP decidió convertir la ronda en una vía de un único carril por sentido, lo que provocaba un caos generalizado en la zona. Sobre todo porque bloqueaba el tráfico de ambulancias que se dirigían al Hospital de Sant Antoni.
El equipo municipal se ha roto en este mandato. Los regidores de la CUP fueron expulsados por la asamblea anticapitalista y posteriormente han dimitido denunciando al propio consistorio. Esta semana el ayuntamiento iniciará las obras para suprimir el cordón de aparcamiento que colapsa la vía y en algunos tramos volverán a existir dos carriles. Sin embargo, la Ronda Ibérica no volverá a como estaba antes del Covid, que fue el momento que el consistorio aprovechó para hacer las obras de forma unilateral.
Los costes por esta actuación municipal serán importantes --hasta ahora, se desconocen--, porque en poco menos de dos años el consistorio ha tenido que dar marcha atrás, aunque las nuevas obras de acondicionamiento provocarán un caos circulatorio en la ciudad en estos meses. La oposición socialista, el grupo mayoritario del consistorio que ganó las elecciones de 2019, ha pedido que el ayuntamiento rinda cuentas, explique los costes y que la vía vuelva a su situación original durante todo su recorrido. Dada la opacidad del consistorio, Juan Luís Ruiz (PSC), llevará el tema a la Oficina Antifraude para que valore las responsabilidades políticas y administrativas de una obra que se ha rectificado en menos de dos años.