La Masía se ha ganado el derecho de ser considerada como la cuna de los grandes talentos del fútbol internacional. En sus instalaciones han pasado algunos de los mejores futbolistas de la historia del FC Barcelona --y del mundo en general--, demostrando el gran trabajo que han seguido a lo largo de muchos años para potenciar a esas perlas en sus años de formación. Una fórmula que se fue perfeccionando con el tiempo hasta ser una fábrica de cracks.
Una de las principales fortalezas del Barça es precisamente la gestión y organización en la captación y formación de esos jugadores que tienen el potencial de llegar al primer equipo. En este sentido, Culemanía ha contactado con Jordi Font, director técnico de dilatada experiencia que estuvo 11 años (2006-2017) en el fútbol base de la entidad culé, para conocer de primera mano la hoja de ruta que siguen en los fichajes de las jóvenes promesas.
La red de ojeadores del Barça
El FC Barcelona, a lo largo de las últimas décadas, ha dado mucha importancia a tener una red de ojeadores que sean capaces de estar al tanto de la irrupción de una perla en los diferentes rincones del territorio nacional. "La clave es que los fines de semana los entrenadores, además de los partidos, tenemos que ayudar a los observadores de aquí de la zona que se encargan de ir mirando a clubes con poco presupuesto. En benjamines y alevines el talento puede estar en cualquier equipo, ya en otras categorías se empiezan a concentrar en los equipos que están en mejores divisiones de Cataluña o el resto de España", explica Font.
Precisamente, esos roles definidos entre los entrenadores y los observadores es una de los puntos a tener en cuenta en el proceso inicial para la captación de los futuros cracks: "Es un 50% entrenar a tu equipo y el resto mirar partidos, organizar rutas por toda Cataluña, donde nos repartimos categorías y a partir de allí intentar controlar a la mayoría de los jugadores posibles de cara a mejorar el equipo en el siguiente año con futbolistas que sean mejores que los que tenemos".
El que fuera técnico del fútbol base del Barça también hizo referencia a que en edades más avanzadas correspondientes a alevines, infantiles y cadetes se miraba con fuerza lejos del territorio catalán. Incluso, los dirigentes de la cantera azulgrana también se fijaban en el plano internacional, aunque eso fue antes de que la FIFA fuera más estricta con los fichajes de jugadores internacionales menores de edad.
¿Qué tienen en cuenta en los fichajes?
Si hay algo que caracteriza a la Masía es que no existen perfiles concretos. Hay una clara variedad de jugadores con sus respectivas fortalezas y debilidades. De acuerdo con lo explicado por la mencionada fuente, el Barça "podía priorizar en algunos futbolistas la velocidad, los desplazamientos o la velocidad en las conducciones", siempre en función de la demarcación que desarrolle en sus años de formación.
Aunque Font comenta que sí existen cuatro características que se consideraban fundamentales en el Barça al momento de mirar a nuevos jugadores: "Había algunos factores como lo es la comprensión del juego. De igual forma, se fijaban en "la velocidad en la toma de decisiones y de ejecución, sobre todo si el chaval sabía que pase era el correcto". También se valora mucho el nivel técnico, que mientras "más exquisito posible" mejor.
Por último, el otro pilar que menciona el entrenador es "la personalidad". "La capacidad de tomar el mando del partido, la capacidad de decidir partidos haciendo goles o iniciando el juego desde atrás", añadió. Es importante tener en cuenta que estas características solo suponen el punto de partida más básico posible al momento de analizar a los jugadores, teniendo en cuenta que posteriormente se analizan aspectos más concretos dependiendo de su posición en el campo.
La adaptación en la Masía
Una vez el Barça acuerda el traspaso de esa joven promesa, el siguiente paso --igual de importante-- es su adaptación en la cantera. Se trata de un proceso que define mucho el futuro del jugador en la Masía, debido a la dificultad que supone acoplarse al cambio radical que representa empezar una nueva etapa bajo la gestión tan específica de la entidad catalana.
En este sentido, el extécnico culé indicó que "el primer gran obstáculo es la separación de la familia. Es un proceso que algunos acaban asumiendo, pero otros no. Han habido jugadores talentosos y que luego no se han acabado de adaptar o no acabaron de encontrarse bien aquí, por lo que no tuvieron éxito".
Esa dificultad la llegaron a sentir jugadores históricos del Barça, como es el caso de Andrés Iniesta. El legendario centrocampista vivió sus primeros días en la Masía con mucho tormento por haberse separado de su familia ubicada en Albacete. Era un chico tímido y le costó adaptarse en el vestuario. Pero su personalidad --y la confianza de los dirigentes-- le permitió crecer hasta asentarse en el primer equipo.
La nueva camada de cracks
Si bien Font reconoce que integrarse en la cantera es un reto gigantesco, lo cierto es que también permite forjar la personalidad de los futbolistas. Desde su perspectiva, los jugadores que empiezan desde muy jóvenes "tienen un plus que se les ve cuando suben al primer equipo. Cada año pasan un examen. Cada año son 12 jugadores que tienen en Benjamín, pero hay 4.000 o 5.000 jugadores que quieren estar ahí. Por lo tanto, es una presión que no es fácil de asumir y lo acaban de interiorizar de una manera muy natural".
"Es un aprendizaje que les permite tener un bagaje que no lo tienen otros jugadores", explicó el que también fuera entrenador de canteranos como Óscar Mingueza y Lamine Yamal. La Masía supone una prueba de fuego importante para los jugadores de todas las categorías, lo que les ha permitido crear un carácter que les permite estar preparados para la élite, teniendo los casos de Héctor Fort, Marc Guiu, Pau Cubarsí o el mencionado Lamine Yamal como los más contundentes de la temporada 2023-24.