El fichaje de la temporada es Hans-Dieter Flick. Es el hombre que ha transformado al FC Barcelona, un equipo que es capaz de golear a su bestia negra, el Bayern de Múnich (4-1). El que ha devuelto a los aficionados la ilusión. El que ha elaborado un discurso que ha calado en la plantilla, algo que dista totalmente a lo que sucedió con Xavi Hernández la pasada temporada. Los futbolistas no entendían a su técnico. Flick ha elevado el nivel de todo el equipo. El primer pasó fue ajustar la presión. Robert Lewandowski no es el primero en ir a por el balón. Lo son Raphinha o Lamine Yamal, más jóvenes y con más energía. El ariete polaco tiene luego aire suficiente para ser decisivo en ataque y recibir de espaldas. Ahora bien, el Barça también ha mejorado mucho con balón. El club azulgrana llevaba años pidiendo un pivote --Xavi quería a Guido Rodríguez-- y resulta que la solución estaba en casa, en la Masía. Flick escalona a los futbolistas de la medular.
Se busca la solución en el dibujo. Se discute entre dos formaciones, el 4-2-3-1 y el 4-3-3, pero la realidad es que, con el pitido inicial, todo queda en papel mojado. Xavi encajonaba a los interiores en el "cuadrado". Gundogan y Pedri estaban rodeados de cuatro defensores, el lateral, el central y los dos centrocampistas de delante. Sin embargo, Flick genera más espacios. Coloca a los mediocentros a diferentes alturas. Pedri y Marc Casadó no forman un doble pivote. El mago de Tegueste está más adelantado.
¿Dónde está el Pedri mediapunta?
Por tanto, no se puede hablar de 4-2-3-1. Muchas veces es Casadó el que ejerce de mediocentro posicional único. De hecho, anteriormente, ya lo hacía Marc Bernal antes de lesionarse. Pedri está varios metros más arriba donde distribuye a su antojo. El dibujo de Flick se asemeja más al de Pep Guardiola que al de Xavi. Casadó juega en una posición más similar a la de Sergio Busquets y Pedri a la del mismo Xavi como futbolista.
El centrocampista de la Masía tiene instinto defensivo. Va al suelo y corta balones. Llega a las ayudas de los laterales cuando el extremo los sobrepasa. El jugador tinerfeño, en cambio, distribuye juego en el Barça de Flick y se encarga de retener el balón para dar calma. No lo pierde nunca, es capaz de girarse sobre sí mismo y también de ser decisivo con pases entre líneas. Muchos afirmaban que el mejor Pedri estaba cerca del área. Sin embargo, Flick se está encargando de desmentirlo.
Tres alturas
El último centrocampista es quien, en tareas defensivas, salta a la presión. Y en ataque, sin balón, tira desmarques a la espalda de la defensa. Se involucra menos en la circulación, pero sus toques son muy importantes porque se producen en una zona providencial del campo. El segundo gol del Barça contra el Bayern pone en evidencia el papel de los tres mediocentros. Casadó es quien junta al equipo y lo inserta en campo rival. Pedri el que da estabilidad al juego y siempre ofrece una línea de pase. Fermín el que pone la garra y amenaza los espacios libres.
Esta es una tarea que Dani Olmo, a priori el mediapunta titular cuando esté al 100%, también puede ejercer. Lo demostró con la selección española y ejemplo de ello es su gol contra el Girona (1-4), en el que se desmarca a la espalda, Jules Koundé pone un pase al espacio y el futbolista egarense remata de volea para marcar.
El papel de Raphinha
En posiciones interiores también se sitúa Raphinha, un jugador que ha encontrado su mejor versión junto a Hansi Flick. De hecho, pasa con muchos futbolistas de la plantilla y no es casualidad. El delantero brasileño se podría considerar un falso extremo. No acaba de dar amplitud y tampoco acaba de ser un interior, pero es la punta de lanza en la presión asfixiante de Flick y una de sus grandes armas al contraataque.
Los futbolistas están menos encorsetados. Lamine Yamal también tiene más libertad. Puede bajar a recibir. No se limita a fijar al lateral contrario. A partir de ahí puede dar pases decisivos como los del segundo gol o puede imaginarse regates insólitos para sortear la presión rival.
En defensa, el Barça sí tiene una estructura más marcada. Su defensa obliga a ello. La zaga se sitúa en la línea del centro del campo para forzar fuera de juegos, por lo que la disciplina es clave. Durante el primer cuarto de hora, los azulgranas sufrieron mucho porque la delantera no se coordinaba. El equipo catalán estuvo a punto de pagarlo caro, hasta que el Barça logró presionar a Manuel Neuer en salida de balón. Hansi Flick le ha cambiado la cara a un conjunto triste en la Champions. Ahora el Barça se cree capaz de ganar a cualquiera.
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