Todos saben que la eliminatoria entre FC Barcelona y París Saint-Germain de los cuartos de final de la Champions League estuvo decidida por la acción imprudente de Ronald Araujo. El central uruguayo arrolló a Bradley Barcola cuando el atacante francés encaraba, solo, la portería de Ter Stegen. El defensa del Barça dejaba a su equipo con un jugador menos cuando aún faltaba una hora de partido.
El mismo Xavi Hernández afirmó que era imposible competir con uno menos, aunque su crítica se centró, sobre todo, en los árbitros y en el criterio del colegiado rumano, Istvan Kovacs. "Sabemos que hay expulsiones en el fútbol, pero esta es totalmente innecesaria. Le he dicho que ha sido un desastre. No me gusta hablar de los árbitros, pero marca tanto la eliminatoria que no nos podemos callar", dijo el técnico de Terrassa a Movistar.
Jugada maestra de Luis Enrique
A diferencia de su entrenador, el centrocampista del Barça, Ilkay Gundogan, apuntó directamente a sus compañeros. "Todo estaba en nuestras manos y lo hemos regalado. Es duro decirlo, pero en momentos tan cruciales tienes que estar seguro de que llegas al balón. Yo prefiero conceder un gol o conceder la oportunidad a Marc André de pararlo. Quedarte con uno menos tan pronto te mata", afirmó el mediocentro alemán.
Lo cierto es que, pese a que la expulsión es un fallo garrafal de Ronald Araujo, la situación viene provocada por la estrategia de Luis Enrique Martínez. El míster asturiano fue decisivo desde la pizarra. En la ida de los cuartos de final, en París, Lucho tuvo la oportunidad de conocer la gran salida de balón de Pau Cubarsí, que conectaba como quería con Robert Lewandowski.
El eslabón débil
En defensa, Araujo es un futbolista providencial. Suple algunas carencias con las marcas con su portentoso físico. Pero, en ataque, es uno menos, por su mal toque de balón. Luis Enrique lo detectó después de la ida e ideó un plan centrado en esto mismo. El PSG presionaba a campo entero, pero, Kylian Mbappé, el punta, solo marcaba a Cubarsí.
Luis Enrique decidió flotar a Araujo, que falló un pase tras otro en salida de balón. De hecho, su expulsión viene de un error suyo, cuando envía una pelota imposible a Lamine Yamal, que el PSG intercepta y acaba en contraataque de Barcola, en el minuto 29. En la parcela ofensiva, el central uruguayo es una laguna, y le costó la eliminación al Barça. El plan de Luis Enrique salió a la perfección.
La sucesión de errores es clara. Araujo manda un mal pase a tierra de nadie, se queda quieto, tarda en reaccionar al rechace y, encima, atropella al atacante francés. Los detalles ganan campeonatos y hacen a un equipo campeón. Ronald no fue consciente. Y Luis Enrique miró hasta el último pormenor.