El efecto Xavi ha muerto en Montjuïc. Dignamente, todo sea dicho. Pero el Paris Saint-Germain ha puesto fin a una racha de 13 partidos sin perder del FC Barcelona en la fecha menos oportuna. El Barça ha sufrido un nuevo revés europeo y encadena cinco años sin pisar las semifinales de la Champions League. La desgracia del arbitraje y la expulsión de Ronald Araujo han condicionado a un equipo azulgrana que ha dado la cara en todo momento. Pero el técnico Xavi Hernández se ha quedado sin soluciones en el momento más delicado. Y también ha terminado con tarjeta roja, embargado por la frustración.
El Barça ha muerto de pie. Plantarle cara a uno de los mejores clubes del continente con inferioridad numérica. Con esto, el efecto Xavi no ha podido sobreponerse a las circunstancias esta vez. Araujo se ha pegado un tiro en el pie en el minuto 29, a falta de una hora de encuentro, y con dos goles de ventaja en el global de la eliminatoria. Al margen del posible mérito de Bradley Barcola en su caída, el central uruguayo ha jugado con fuego al agarrar al rival por detrás. El colegiado Istvan Kovacs ha protagonizado el papelón de la noche con la expulsión, el penalti señalado a Joao Cancelo y otro omitido sobre Ilkay Gundogan.
Sin soluciones tácticas
El globo de la ilusión ha estallado en la cara del barcelonismo en cuestión de media hora. Y es que los últimos 60 minutos han sido un martirio de sufrimiento y angustia. A pesar del tanto inicial de Raphinha y de las ocasiones para reequilibrar la eliminatoria, el PSG le ha endosado cuatro goles al Barça. El asedio parisino se ha traducido en ocasiones manifiestas de gol en inferioridad numérica.
Y Xavi ha decidido sacrificar a Lamine Yamal para introducir a Iñigo Martínez en lugar del expulsado Araujo. La telaraña defensiva no ha surtido efecto, y Kylian Mbappé --por partida doble--, Ousmane Dembelé y Vitinha han encontrado el camino hacia la portería.
Cambio discutible
Si bien Raphinha acumulaba tres goles en toda la eliminatoria, lo cierto es que la gran figura ofensiva de los últimos meses ha sido la precoz estrella de 16 años. El jovencísimo extremo ha generado el primer gol, aquel de la esperanza, en el minuto 12. Tan precoz como fugaz, porque la pieza más desequilibrante dirigida por el míster catalán se ha marchado relevada en el minuto 34.
La solución táctica, con la ventaja de ya conocer el desenlace, podría haber pasado por sustituir a Raphinha o a Pedri --regresado de lesión-- y confiar en las genialidades de Lamine. No hay mejor catalizador de jugadas ofensivas que la joya criada en el barrio de Rocafonda. En el papel del revulsivo, pocas alternativas le quedaban. A lo sumo, el estratega egarense podría haber situado a Marcos Alonso --con poco rodaje-- de central izquierdo y desplazar a Pau Cubarsí al lado derecho del eje.
Se dejó llevar
Una vez más, las emociones le han jugado una mala pasada a Xavi. En esa batalla, Luis Enrique también ha salido vencedor. "Qué difícil ha sido jugar contra el Barça. Hablo del plano emocional, sentimental. He tratado de controlar al máximo las emociones", ha reconocido el técnico asturiano en rueda de prensa. En cambio, su homólogo catalán y excompañero de vestuario ha sucumbido a sus impulsos una vez más. Ya le ha ocurrido en el Coliseo y en el Wanda Metropolitano.
Desquiciada por ciertas decisiones arbitrales, la leyenda barcelonista le ha propinado una patada a una valla publicitaria ante los ojos del cuarto árbitro. Acto seguido, le ha llegado la cartulina roja del colegiado principal. "Error mío mi expulsión, en este caso entono el mea culpa", ha reconocido a los medios el entrenador de Terrassa.
Fin de ciclo
Preguntado por su futuro en zona mixta, Xavi ha esquivado nuevamente reconsiderar su marcha: "Lo volverá a intentar el Barça el año que viene, yo no soy el importante". El efecto Xavi se apaga con una derrota desgraciada por los desencadenantes. El impacto de este duro golpe puede ser doble si se traslada al Santiago Bernabéu el próximo domingo 21 de abril. El clásico le dará vida al equipo azulgrana o lo hundirá definitivamente para el final de temporada.
Un pase a semifinales de Champions, o quien sabe si más lejos, podría haber sostenido las esperanzas de mantener el proyecto de Xavi. Con esto, el globo se ha pinchado nuevamente. Se acaban los objetivos por los que luchar y, con ello, el adiós del técnico parece inevitable. Se busca nuevo inquilino para el banquillo de Montjuïc.
Noticias relacionadas
- Tarjeta roja a Ronald Araujo: expulsión, polémica y cambio
- El PSG se carga al Barça, lastrado por Araujo y un arbitraje UEFA
- Xavi dispara contra el árbitro del Barça-PSG: "Ha sido un desastre"
- Luis Enrique: “Estoy contentísimo, el resultado es justo”
- Xavi señala a la UEFA tras otra noche de arbitrajes negativos en Europa