La expulsión fue rigurosa, pero justa. Aunque duela. Ronald Araujo apenas empujó a Barcola, pero cayó en la trampa del delantero del PSG. La tarjeta roja penalizó mucho a un Barça que pasó del éxtasis a la depresión tras el primer gol de Dembelé.

El Barça se descompuso y el PSG fue castigando su impotencia. No es normal que un equipo de élite no encuentre soluciones en situaciones de emergencia. Ni es normal que Araujo fuera tan pardillo. Aún así, su falta estaba más justificada que el penalti de Cancelo a Dembelé, lo que fue penalizada de forma mucho más severa por ser último hombre. 

Suspenso final

Araujo, hasta su expulsión, imponía su autoridad y carácter en defensa. Y el gol de Raphinha comenzó con un desplazamiento largo suyo a Lamine Yamal, poco después sacrificado por su expulsión.

Araujo, posiblemente, le ha dado muchas vueltas a la cabeza. No calculó bien la escapada de Barcola. Por un día, su ímpetu le jugó una mala pasada. Sin él, el Barça fue una caricatura. Un equipo endeble que se despidió, una vez más, de la Champions y cerrará el curso actual con suspenso.

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