Xavi Hernández dirá adiós al banquillo del FC Barcelona en verano a menos que ocurra un milagro. A día de hoy, el histórico jugador azulgrana está sentenciado como técnico. Lo ha intentado por todos los medios posibles, pero no ha sido capaz de conseguir la excelencia en el juego a la que aspiró desde que llegó. Tampoco ha podido conseguir los objetivos a nivel de resultados. Por este segundo motivo, más que por el primero, el de Terrassa ya asume el final de su etapa como entrenador.
La dolorosa derrota contra el Athletic Club en la Copa del Rey (4-2) simboliza el fin de un ciclo que no ha sido demasiado largo. Xavi habrá cumplido dos años y medio en el banquillo azulgrana a lo largo de tres temporadas donde se ha vivido una evolución propia de una montaña rusa. Costó arrancar el primer año, se cogió buen ritmo en el segundo curso --el único en el que llegaron los títulos-- y en esta tercera temporada, que debía suponer la consolidación del equipo, el Barça ha sufrido una preocupante involución.
La utopía de Liga y Champions
La situación económica del club, que Joan Laporta no logra revertir, es la gran losa que ha lastrado a Xavi, como lo hizo con Koeman. El técnico holandés tuvo el honor de tener a sus órdenes a Leo Messi, pero nunca recibió un fichaje de renombre. Xavi no logró entrenar a su excompañero argentino, pero ha podido beneficiarse de una inversión en fichajes de 300 millones de euros entre fijos y variables que, a la postre, no ha sido suficiente para devolver al Barça a lo más alto.
Eliminados de la Supercopa y la Copa en enero, en los últimos 10 días, al Barça ya solo le queda la Liga --a 8 puntos del líder, con un partido menos, y a 7 del Madrid-- y la Champions League. Es altamente improbable que se pueda remontar esa diferencia en el campeonato doméstico, pero más complicado se antoja que este Barça pueda dar la sorpresa en Europa con el pobre historial que arrastra.
Los jóvenes tiran del carro
El Barça de Xavi no pudo con el Athletic, un rival al que antaño doblegaba una vez tras otra con pasmosa facilidad. A veces de forma abusiva, con ensañamiento. Esta vez, los leones no solo rugieron para ganar, sino que fueron mejores. Generaron más peligro y ocasiones, jugaron mejor y acabaron con el físico menos mermado.
El gran acierto de Xavi en San Mamés consistió en apostar por los jóvenes. Y ese es el gran reto que le queda al técnico hasta final de temporada. El debe del míster, una vez ha fracasado en el objetivo de los títulos --nadie cree racionalmente que se pueda ganar la Liga o la Champions, aunque se deben intentar con coraje y constancia--, pasa por ayudar a construir un equipo de futuro. Y eso implica dar minutos a gente joven que aspira a consolidarse en el primer equipo del Barça.
Mentores con historia
Xavi debe seguir la estela de algunos de sus mentores, como Van Gaal, Rijkaard y Guardiola, que dieron la alternativa a jóvenes perlas de la cantera azulgrana que se terminaron consolidando hasta triunfar en la élite. El propio Xavi subió al primer equipo de la mano de Van Gaal y le siguieron jugadores como Puyol y Valdés. Con Rijkaard se empezaron a asentar perlas como Iniesta y Messi --además de Bojan--, quienes se consolidaron definitivamente con Guardiola, descubridor de Busquets y Pedrito, entre otros.
Koeman apostó por Pedri y dio la alternativa a jugadores como Gavi, Araujo, Nico y Mingueza, aunque estos últimos terminaron desvinculados del club. Xavi ha subido la apuesta por Gavi o Balde y también ha dado chance a jugadores como Ilias, Abde y Jutglà --ya vendidos--, otros como Ángel Alarcón, y, más recientemente, a jóvenes perlas como Lamine Yamal, Fermín, Marc Guiu, Héctor Fort y Pau Cubarsí. Estos últimos, salvo Fermín, fueron protagonistas en San Mamés y ayudaron al Barça a morir con las botas puestas.
El heredero del '10' y sus escuderos
Lamine Yamal fue el mejor del partido --junto con su best friend Nico Williams; qué buen tándem harían en el Barça-- y es el único aspirante a convertirse en heredero de Messi y portar su famoso 10 en la espalda, a pesar de sus tempranos 16 años. Héctor Fort y Cubarsí cuajaron un partido formidable entrando desde el banquillo, para suplir la grave lesión de Balde y las molestias de Christensen. Si Cubarsí daba una exhibición contra el Betis el pasado fin de semana, esta vez fue Fort quien dio una masterclass de veteranía siendo menor. Ambos tienen 17 años. Guiu tuvo un papel testimonial, en la segunda parte de la prórroga, pero es otro crack en potencia.
Xavi tiene la misión de guiarlos a ser mejores jugadores en lo que resta de temporada. Acompañarlos y mostrarles el camino que él mismo anduvo a finales de los 90. Tal vez ello le valga una continuidad que nadie contempla ahora mismo. Tal vez con ellos se pueda hacer un buen papel en la Champions. Y si no se consigue ni lo uno ni lo otro, que al menos Xavi pueda dejar este legado como entrenador que sentó las bases del Barça que debe volver a triunfar en el futuro.