El FC Barcelona dista del rumbo firme que surcaba la Liga la temporada pasada. Por aquel entonces, pesaba la eliminación de Champions League en fase de grupos y no se valoraba tanto la marcha triunfal en competición doméstica. Tan solo el Real Madrid amenazó la trayectoria ascendente del Barça con una victoria merengue en el primer clásico liguero (3-1). Pero este curso el conjunto de Xavi Hernández vive un drama en el campeonato nacional. La muralla defensiva ha degenerado a un castillo de naipes.
En 18 jornadas, el Barça ha encajado 21 goles y ocupa la tercera plaza, con 38 puntos. Seis equipos superan al cuadro catalán en lo que a seguridad defensiva se refiere. Al menos, en términos numéricos. Por el contrario, en el curso 22-23, a estas alturas, tan solo había concedido 6 tantos, que se tradujeron en el liderato con 47 puntos. En los últimos cuatro encuentros, Iñaki Peña ha recibido cuatro. Ter Stegen también jugó un papel diferencial y, evidentemente, su ausencia ha pesado.
Un central menos
Pero la línea defensiva azulgrana es otra. El fichaje de Joao Cancelo ha aportado un plus de desborde y último pase en ataque. Pero lo que te da cerca del área rival, te lo quita en campo propio. Porque el carrilero portugués no destaca por un alto índice de trabajo defensivo, y sus subidas por la derecha hasta línea de fondo dejan un hueco atrás que antaño no existía. Para más inri, los inquilinos en el eje de la defensa no han rendido a su nivel habitual.
Xavi ha localizado dicho desajuste, razón por la cual ante el Atlético de Madrid y el Girona blindó la retaguardia. Alejandro Balde ha perdido su lugar en compromisos importantes porque el técnico azulgrana prefiere alinear a tres centrales naturales --uno en el carril derecho-- y cambiar de costado a Cancelo.
Esta decisión táctica surtió efecto la temporada anterior, con Jules Koundé en banda. Sin embargo, el verano pasado el zaguero francés manifestó al míster sus reticencias a disputar otro año de lateral. Por ello, aterrizó Cancelo, para cubrir la falta de carrileros derechos. Alejandro Balde, que también ha sufrido un ligero estancamiento, es el gran damnificado del nuevo once de gala.