El FC Barcelona cambia sus planes. Por necesidades del guion --problemas económicos-- ya no es un club comprador y está obligado a evaluar muy bien todas sus inversiones. Ni el primer equipo de fútbol ni las secciones pueden fichar grandes jugadores. La entidad debe ser muy selectiva. El Barça no tiene mucho margen de error y quiere potenciar su cantera. La Masía es su mayor tesoro y quiere extenderlo a todos los equipos profesionales.
Joan Laporta, presidente del Barça, presume de cantera. Está encantado con el rendimiento de Lamine Yamal, Pau Cubarsí, Marc Casadó, Alejandro Balde y muchos más futbolistas. El pasado verano solo incorporó a Pau Víctor, tras abonar 2,5 millones de euros al Girona, y a Dani Olmo, por quien pagó 55 millones al Red Bull Leipzig.
El fichaje de Nico
Joan Laporta, presidente del Barça, soñó con fichar a Nico Williams, pero el delantero del Athletic reculó cuando el club no pudo garantizarle su inscripción inmediata. Deco, el director de fútbol, tuvo que elegir y se decantó por Dani Olmo, tras renunciar Hansi Flick a la contratación de un mediocentro. El técnico alemán dijo que le bastaba con Marc Bernal y Marc Casadó.
La postura de Flick, un técnico tan exigente como tranquilo en la toma de decisiones, gustó a Laporta, quien la pasada temporada acabó harto de Xavi Hernández y sus demandas. El actual entrenador del Barça, a diferencia de su antecesor, da carrete a Casadó, un centrocampista con mucho recorrido y sacrificado.
La Masía
Laporta pone a Flick como ejemplo. Le gusta su carácter ganador y que se rebele contra las excusas. El técnico germano asume que el Barça atraviesa una situación económica complicada, pero alucina con la Masía, posiblemente la mejor escuela de formación.
Asesorado por Enric Masip, excapitán del Barça de balonmano, Laporta también proyecta muchos cambios en dicha sección. El club no pudo renovar a Gonzalo Pérez de Vargas y Emil Nielsen, dos de los mejores porteros del mundo, por motivos económicos.
Cambios en balonmano
El portero toledano jugará la próxima temporada en el Kiel y el danés se ha comprometido con el Veszprem, a partir del 1 de julio de 2026. De momento, el Barça ya ha cerrado el fichaje de Viktor Hallgrimsson, portero islandés de 24 años.
Más allá de Gonzalo Pérez de Vargas, otros seis jugadores acaban contrato: Hampus Wanne, Thiagus Petrus, Melvyn Richardson, Juan Palomino, Jaime Gallego y Aitor Ariño. El extremo, de 22 años, es el segundo capitán. No renovará su contrato, tras 15 años en el primer equipo, por diferencias económicas.
La solución del Barça de balonmano pasa por recuperar a Ian Barrufet, a Dani Fernández y, sobre todo, a Ludovic Fàbregas, considerado el mejor jugador del mundo. El pívot francés, que ya jugó en el equipo azulgrana entre 2018 y 2023, regresará al Palau tras dos años en el Veszprem. Es la inversión selectiva que ha hecho la sección de balonmano.
La asignatura pendiente
La época de los grandes fichajes del fútbol sala y el hockey patines también es historia. En baloncesto, en cambio, el Barça ha fichado a nueve jugadores en el último año y medio para rebajar la masa salarial de la plantilla. Sonadas fueron las salidas, en verano de 2023, de Nikola Mirotic, Cory Higgins y Sarunas Jasikevicius.
El Barça, no obstante, ofreció 12,5 millones de euros por tres años a Willy Hernangómez, un jugador que ha chocado con Roger Grimau y Joan Peñarroya por su escasa intensidad defensiva. También pagó más de un millón de euros al Joventut y a Unicaja por Joel Parra y Darío Brizuela, dos actores muy secundarios.
Dame Sarr
Laporta, en cambio, está satisfecho con el fichaje de Jabari Parker, un antiguo crack de la NBA castigado por las lesiones que ha encontrado su salvación deportiva en el Barça. El pasado verano, más acertadas fueron las contrataciones de Núñez, Punter, Anderson, Metu y Fall.
El gran problema del Barça de baloncesto es que solo tiene a un jugador formado en sus categorías inferiores: Dame Sarr. Lejos quedan ya los tiempos en los que la afición barcelonista se identificaba con los Solozábal, Epi, Navarro, Sada, etcétera.
El nuevo Palau
Hace un año y medio, Laporta dio un golpe de timón en la sección de baloncesto. Espera que, a medio plazo, las pérdidas sean mínimas y asumibles para el club. Su plan no será a corto plazo. Pasa por la construcción del nuevo Palau Blaugrana, con capacidad para 15.000 espectadores, que permitirá duplicar la actual masa social.
El nuevo Palau y la cantera deben ser la solución del Barça de basket. Igual que la del fútbol, el balonmano, el hockey sobre patines y el fútbol sala. El fútbol femenino, hoy, es la única sección rentable. Es decir, la única que ingresa más dinero del que gasta.