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El FC Barcelona recibirá en Montjuïc al RCD Espanyol en un derbi catalán de contendientes que han dejado de lado los fichajes. Ambos se vieron empujados a apostar por sus respectivas canteras ante la falta de músculo económico. La rivalidad entre culés y pericos alcanzó la máxima cota de tensión en la conquista de la Liga 2022-23 en el RCDE Stadium.

Desde aquel descenso blanquiazul a Segunda División se calmaron las aguas. Los estragos de la Covid-19 y el tambaleo deportivo han agravado la situación financiera en la Ciutat Esportiva Dani Jarque. Y Rastar Group, propietario del 99,35% del club presidido por Chen Yansheng, se desentiende de la inversión en la entidad perica, con una deuda de unos 57 millones de euros. El cambio de gobernanza en 2015 condenó a largo plazo a la institución a una posible causa de disolución. Un traspaso de poderes que el Barça debe evitar a toda costa.

Contra la SAD

El miedo a la transformación del FC Barcelona en sociedad anónima deportiva (SAD) sigue latente. La deuda neta del club azulgrana se sitúa en los 560 millones de euros, según la memoria anual 23-24, sin contar la financiación de 1.450 millones para el Espai Barça. A pesar de los numerosos acreedores --20 inversores en las obras--, Joan Laporta, el presidente de la entidad, reniega una y otra vez del cambio de modelo de propiedad.

"Yo soy garante de que el Barça no será una sociedad anónima deportiva y que siempre será patrimonio de sus socios. El club es de los socios", aseguró el abogado catalán en una entrevista en febrero de 2024. Como ya avanzó Culemanía en mayo, la junta directiva sopesa blindar el modelo de propiedad de club social en los estatutos.

La asamblea de compromisarios del Barça de Laporta en octubre de 2024 FCB

Aunque dicha gobernanza no está exenta de inconvenientes como la escasa representación en las asambleas de compromisarios, Jan desecha hasta la conversión en un club híbrido. Una fórmula propuesta por Jaume Roures, implicaría seguir los pasos del Bayern de Múnich y desprenderse de una porción minoritaria como el 25% de las participaciones.

Espanyol: venta del 99%

El Espanyol llevó su venta al extremo. Si bien ya se había transformado en SAD en 1992, hasta 2015 la propiedad se repartía entre los empresarios Daniel Sánchez Llibre y Ramon Condal, socios afines del consejo de administración y accionistas minoritarios. Una deuda de 57 millones, semejante a la que ya había obligado a desprenderse del Estadi de Sarrià en 1997, volvió a precisar de sacrificios.

El presidente del RCD Espanyol, Chen Yansheng EFE

A finales de 2015 llegó Rastar Group desde China, encabezado por su CEO y presidente Chen Yansheng. En un primer momento, asumió el 56% de las acciones por 17,76 millones, pero en 2016 ya alcanzó el 99,35% de la participación. La junta directiva derivó a un consejo de administración oriundo de China.

Por aquel entonces, el nuevo comprador tenía objetivos deportivos ambiciosos. "Quiero ver al Espanyol en la Champions en menos de tres años", aseguró el nuevo presidente tras invertir 50 millones en la institución. Aquel mismo 2016, se realizó una ampliación de capital de 75 millones. Actualmente, Chen es el máximo dirigente y Mao Ye Wu ejerce de vicepresidente, con cuatro consejeros: Chuang Huang Chen, hijo del propietario, Lu Zuilan, Zheng Zefeng y Rafa Marañón.

Parada de burro

No iba desencaminado Chen en su ambicioso vaticinio. En la temporada 2018-19, el cuadro perico regresó a competición europea como séptimo en Liga. Pero el proyecto de Europa League fracasó sobre el campo. Se marcharon referentes como Borja Iglesias, Mario Hermoso y Aarón Martín en 2019, y no se ficharon recambios de altura. 

Raúl Tomás se lamenta tras el descenso del Espanyol en 2019 EFE

La aventura en Europa League terminó en los dieciseisavos, y en competición doméstica culminó en un dramático descenso 26 años después del último. En el mercado de invierno de 2020, Chen invirtió la cifra récord de 43 millones para evitar un desastre deportivo que ya se temía desde el ecuador de la temporada 19-20. No hubo milagro, aunque la base de aquella plantilla reforzada regresó a primera en el curso 20-21.

De Europa al descenso

Paradójicamente, aquel equipo que solo había militado tres veces en su historia en la categoría de plata hasta el aterrizaje de Chen, ha sufrido dos descensos en el último lustro. La caída de ingresos fruto de la pandemia del coronavirus pasó factura, a pesar de la tercera ampliación de capital de 38 millones aprobada en 2021; ya se había pactado una segunda de 50 kilos en 2019.

Chen Yansheng, el propietario del RCD Espanyol, en una imagen de archivo EFE

Y la motivación de Chen, que soñaba con clasificarse a la Champions, se ha desplomado. Desde agosto de 2022, el propietario del club no pisa Barcelona ni las instalaciones del Espanyol. El sentimiento de pertenencia de la gobernanza de la entidad es ínfimo más allá de las obligaciones laborales de gestionar una sociedad anónima. Y la inversión acumulada de unos 137 millones se ha estancado. 

Peligro de disolución

Para más inri, solo los préstamos participativos de CVC salvan al Espanyol de la causa de disolución. Sin la adhesión al acuerdo promovido por la Liga, el patrimonio neto de la institución blanquiazul se situaría por debajo del 50% de los 164 millones de capital social.

Aleksandr Pankov (d), cónsul ruso en Barcelona, con Chen Yansheng, presidente del RCD Espanyol Cedida

Un umbral que el artículo 363 de la Ley de Sociedades de Capital considera motivo suficiente para la causa de disolución. De ahí otra ampliación de capital venidera en 2025. Con esto, en vez de inyectar fondos, se capitalizará una porción de deuda.

Horizonte distópico

Rastar Group incluso se plantearía la venta de un porcentaje o la totalidad de sus participaciones a otro accionistas. En el plano deportivo, la consigna de austeridad y cantera se traduce en un milagroso mercado estival conducido por el director deportivo Fran Garagaza.

Javi Puado, capitán del RCD Espanyol, en la derrota contra el Sevilla EFE

Ocho fichajes cedidos, y el único club de las cinco grandes ligas que no ha gastado ni un duro en refuerzos. Un equipo ascensor en economía de subsistencia y con un límite salarial de 8,8 millones que lucha por la permanencia. Un horizonte prácticamente distópico para el Barça. Dejar la entidad en manos ajenas no es una opción.

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