Joan Laporta ha vuelto a incumplir una de sus promesas. El presidente del FC Barcelona no ha logrado llevar a la institución azulgrana a la norma 1-1 del control económico de la Liga para poder operar con mayor comodidad en el mercado de fichajes. A pesar de haberlo asegurado por activa y por pasiva en los meses de junio y julio, la cruda realidad es que el Barça está lejos de alcanzar la regla 1-1. A falta de 10 días para que finalice el mercado de fichajes de verano, la entidad azulgrana sigue excedida y penalizada, condenada a conformar la nueva plantilla bajo las restricciones del 60%. Es decir, por cada ficha que se libera, puede entrar una nueva por el 60% del valor de la que se ha liberado. En caso de salir un jugador franquicia, el porcentaje aumenta al 70%. 

Este es el principal motivo que obliga a forzar la salida de Ilkay Gundogan, con una ficha de 18,7 millones que permite inscribir un nuevo salario de 13. Aunque algunas informaciones aseguran que Hansi Flick advirtió al jugador de que no iba a tener un rol protagonista en la plantilla, otras fuentes indican que altos mandos del club, del área institucional, pidieron al centrocampista alemán que se buscase una salida. La jugada es dantesca: fichan a Dani Olmo sin poderlo inscribir y, para poder hacerlo, piden a un jugador igual o mejor que Olmo que se busque una salida. El esperpento de Valle-Inclán llevado a su máxima expresión por Laporta en el Barcelona. 

Gundogan ha sido un caballero y ha negociado su regreso al Manchester City, donde espera seguir aprendiendo de Pep Guardiola para ser entrenador algún día. El de Santpedor está encantado de tenerlo de vuelta, siempre lamentó su marcha. No hay que olvidar que, con Gundogan de capitán, el City levantó la Champions y el futbolista turco-alemán fue uno de los principales protagonistas de aquel éxito. Este será un año especial para ambos, el último de Pep en el City y, tal vez, también la despedida de Gundogan del club donde realmente ha hecho carrera. 

Caos económico en el Barça 

Volviendo al caos del FC Barcelona, el problema viene debido a la demora en las negociaciones que debían compensar el impago de 40 millones de Libero. Hace dos semanas, cuando el Barça anunció un importante acuerdo con Aramark, muchos medios alzaron las campanas al vuelo. Decían que ya se habían abonado los 40 millones debidos por Libero. No era cierto. Desde Culemanía ya explicamos que Aramark ponía una parte del pastel. Es uno de los nuevos accionistas de Bridgeburg Invest, la sociedad tras el negocio de Barça Studios, ahora rebautizado como Barça Vision. 

La nueva estructura de Laporta para Barça Vision: entran Nike, Spotify y Ambilight TV Montaje CULEMANIA

Aramark participó con un pellizco importante de esos 40 millones, pero no con la totalidad: abonó 25 millones que sirvieron para inscribir a varios jugadores. El Barça sigue negociando con Nike, Spotify, Ambilight TV y Cupra para que se queden el 49% de las acciones de Bridgeburg Invest que en 2022 asumieron Socios y Orpheus Media. Estas dos empresas quieren salir del accionariado tras haberse negado a cumplir sus compromisos de pago y el Barça intenta que sus patrocinadores se queden la participación en el negocio. Si no lo consiguiese, el problema sería mucho más grande que no tener la regla 1-1 del Fair Play. Estaríamos hablando de que los 408 millones que fueron imputados en los balances del ejercicio 2022-23 como ingresos contables deberían ser revertidos a pérdidas. Una situación que pondría en serio peligro la viabilidad económica del club. 

Hay quien lo llamará ingeniería financiera o palancas, pero estamos ante una chapuza de campeonato. El Barça se arrastra pidiendo favores a sus sponsors para salvar la viabilidad del club, y se arrastra pidiendo a jugadores top que se vayan a otro lado para poder inscribir el nuevo fichaje de la ilusión, un Dani Olmo que seguramente no ilusione más que Gundogan. El que ilusionaba de verdad, Nico Williams, dio calabazas al Barça hace dos semanas y este sábado visita Montjuïc como rival, con el 10 del Athletic a la espalda. Nico tenía muy clara una cosa: no quería dejar su amado San Mamés para hacer el ridículo sentado en la grada del estadio de otro equipo, sin saber si podría ser inscrito.

Nico Williams junto a su hermano Iñaki en las instalaciones de Lezama FCB

Pese a todo, se lo estuvo pensando mucho. Al joven de los Williams le atrae la idea de competir la Champions con su amigo Lamine Yamal, junto a otros amigos como Fermín, Pedri, Balde, Gavi o Ferran en el Barça. Pero a Nico, y a la familia Williams en general, no les gusta como se han hecho algunas cosas. La presión, los comentarios desmedidos, las informaciones constantes en torno a su figura. El Barça también debe mejorar sus formas si pretende seducir a las grandes estrellas. 

Pendientes de Nike 

Pero más allá de esas formas --horribles con Messi, Koeman, Xavi Pascual, Jasikevicius, Mirotic, Xavi, Sergi Roberto o Gundogan--, la prioridad del club es solventar sus problemas económicos. Las fuentes consultadas por Culemanía son tajantes: "El Barça está lejos de la regla 1-1". Para conseguirlo, debe cerrar el acuerdo con Nike y toda la estructura accionarial de Bridgeburg Invest. Y esta segunda depende de la primera, porque Nike tendrá un papel capital en esa jugada. Olvídense de 100 millones anuales. Las cifras serán inferiores si Nike acaba pasando por el aro. El primer escollo sigue siendo el desbloqueo de 18 millones de euros que impiden cerrar el ejercicio 23-24 con beneficios. 

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