Quedan dos años para las elecciones a la presidencia del FC Barcelona, pero muchos socios ya no aguantan más. Demasiado tiempo, especialmente viendo el viraje descontrolado que ha tomado el club en las últimas semanas. Joan Laporta, que recientemente ha estado ingresado en el hospital por una neumonía que le generó fiebre y fuertes ataques de tos, parece haber soltado el timón de la nave balugrana, que navega sin rumbo. Encomendado a la improvisación en la parcela deportiva --Xavi, debilitado, aguarda una reunión prevista para el próximo lunes que pinta muy mal--, al anticipo permanente de ingresos para sobrevivir al desastre económico --una prima de Nike y el cobro de los palcos vip del nuevo estadio son las nuevas versiones del pan para hoy y hambre para mañana que comportaron las famosas palancas-- y a la unión de una junta directiva obsesionada con proteger su patrimonio de unos avales que han contado con numerosas ayudas de dudosa ética, el Barça afronta un momento decisivo de su historia con la reforma del nuevo Camp Nou en ciernes y una masa social cada vez más harta. El gran carisma del presidente ha tapado una preocupante falta de liderazgo.
Tres años de Laporta han sido suficiente para que los más desmemoriados recuerden por qué un 60,6% de los socios del Barça votó en su contra durante la moción de censura que se le presentó en 2008. Entonces se produjo la segunda gran fractura de su junta directiva --la primera, en 2005, se saldó con los adioses de Rosell, Bartomeu, Moix, Monés y, unos meses después, Faus--, que comportó una importante desbandada liderada por Ferran Soriano y Marc Ingla. Xavier Cambra, Antoni Rovira, Clàudia Vives-Fierro, Josep Lluís Vilaseca, Albert Vicens y Evarist Murtra también saltaron del barco.
Rosell y Faus, parados
La actual situación de crisis ha servido para encender el ventilador de la porquería. Los antiguos trapos sucios de Laporta salen a la luz --Can Rigalt, el hundimiento del Reus o los negocios en Uzbekistán-- y cada vez son más los culés que ya no solo recuerdan el Barça de Guardiola como gran legado, sino también una situación de ruina económica similar a la actual. Entonces, Sandro Rosell actuó con celeridad cuando cogió el testigo de Jan, obligó a que todos se apretasen el cinturón, impuso las fotocopias en blanco y negro, activó la generación de nuevos ingresos y en dos años devolvió el club a la normalidad económica. Aunque ello le costó el adiós de Pep Guardiola, que no ha querido volver al club independientemente de quien fuese el presidente.
No se conoce, todavía, si Rosell dará el paso de volverse a presentar. Ganas no le faltan, como tampoco a su amigo y excompañero de junta Javier Faus. Sin embargo, ambos anteponen en este momento su estabilidad y tranquilidad familiar al tobogán de emociones que es el FC Barcelona. Mientras los antiguos rivales de Laporta siguen deshojando la margarita, hay varios colectivos que desde hace meses se han organizado y trabajan activamente para pasar a la acción. Con mucha discreción por ahora, conscientes --al menos, así lo piensan ellos-- de que todavía no es el momento. De que el Barça es un estado de ánimo, una pulsión incontrolable.
Camprubí y Ciria, nuevos aspirantes
El nombre que más suena es el de Joan Camprubí, nieto del expresidente Agustí Montal i Costa, que gobernó el Barça de 1969 a 1977, y bisnieto de Agustí Montal i Galobart, que lo hizo entre 1946 y 1952. Consultor de prestigio en Boston Consulting Group, Camprubí ha recibido el apoyo de voces relevantes dentro del barcelonismo y trabaja con un equipo joven y dinámico en el que destaca el abogado Joan Roca, hijo de Miquel Roca i Junyent, el CEO de Mango Toni Ruiz y el emblemático Evarist Murtra, principal defensor de Pep Guardiola como primer entrenador del Barça en 2008. Otra personalidad que le está brindando su apoyo y asesoramiento es Jordi Roche, que no está por la labor de liderar una candidatura a la presidencia aunque sí que se lo planteó seriamente en el pasado, cuando contaba con apoyos como el de Sandro Rosell.
Marc Ciria, presidente y socio fundador de Diagonal Asset Management, es la otra cara nueva que apuesta por intentar acceder a la gobernanza del Barça. No cuenta con la misma tradición familiar que Camprubí, pero es una figura más mediática. Acompañó a Laporta en las elecciones de 2015 y también le brindó su apoyo en los comicios de 2021, pero el paso del tiempo y la sucesión de los últimos acontecimientos ha ido alejando a Ciria del actual presidente culé. El discurso del economista es ahora más crítico con Laporta --también lo fue con Bartomeu y se involucró en la moción de censura--, especialmente desde la marcha de Ferran Reverter en su cargo de CEO, y está en permanente contacto con distintos grupos de opinión barcelonista, como Dignitat Blaugrana o Seguiment FCB.
Víctor Font y las alianzas
Uno de sus posibles apoyos es otro de los barcelonistas que han estado muy activos en los últimos años, Marc Duch. Consultor digital, amigo personal de Ciria, pero vinculado a la candidatura de Víctor Font. Es uno de los puntos de enlace entre ambos aspirantes, que no descartan a día de hoy acabar conformando una candidatura conjunta. Del mismo modo, Camprubí y Font se están moviendo de la mano desde hace meses, estudiando la posibilidad de armar un proyecto conjunto. ¿Y quién lo lideraría? Pues, sorprendentemente, Font estaría dispuesto a ir de segundo. Su gran anhelo es acceder al Barça y está dispuesto a pagar el precio de perder la cabeza de cartel para conseguirlo. Los apoyos de peso que va consolidando Camprubí lo van situando como la alternativa más potente a Laporta.
Por ahora, Font es el único que está públicamente activo. Los 16.679 votos que obtuvo en las últimas elecciones le avalan para hacer una firme oposición. Últimamente ha incrementado su cuota de protagonismo mediático con intervenciones muy críticas contra Laporta, especialmente tras el estallido del escándalo de los avales por parte del periodista Toni Frieros y el constante deterioro de la imagen de Xavi. El último gesto de Font ha consistido en una carta pública pidiendo al actual presidente que dé un paso al lado debido al "desgobierno" que sufre la institución.
Viejos conocidos
Otros posibles aspirantes, que por ahora también permanecen en silencio, son los ya conocidos Toni Freixa, Agustí Benedito, Jordi Majó y Jordi Farré. Críticos con la gestión de Laporta, todavía no ven el momento de dar pasos al frente, no sea que vayan a ser en falso. Jaume Llopis, por su parte, no piensa en liderar ninguna candidatura y se mantiene próximo al equipo de Camprubí, aunque no descarta otras alternativas como la que podría representar un nuevo contendiente, Jordi Termes.
Tampoco queda claro el papel que podría desempeñar Xavier Vilajoana, solvente empresario del sector de la construcción que ya sabe lo que es formar parte de una junta directiva --estuvo en el Barça con Laporta, Rosell y Bartomeu-- y que vive el Barça con amor y mucha pasión. Actualmente está haciendo un máster de gestión deportiva en el AE Prat, metido en el playoff de ascenso a Segunda RFEF.
¿Qué pasa con Roures, Piqué y Guardiola?
Más mediáticos son los nombres de Pep Guardiola, Gerard Piqué y Jaume Roures. Conocidas son algunas sinergias entre ellos, especialmente entre Roures y la familia Guardiola. Más allá de su cercanía con Johan Cruyff, colaboraron hace una década para adquirir el Girona, actualmente propiedad compartida entre el Manchester City Football Club (47%), el empresario Marcelo Claure (36%) y Pere Guardiola, hermano de Pep, con un 16% pero ostentando el papel de dueño visible. El entrenador del Manchester City nunca se ha postulado como posible presidente, pero todo el mundo lo quiere de su parte porque su compañía es casi sinónimo de victoria. El probable final de su etapa en la Premier, en verano de 2025, lo puede convertir en uno de los protagonistas inesperados de la contienda electoal de 2026.
Como también puede serlo Gerard Piqué. El exfutbolista azulgrana nunca ha ocultado que su sueño sería ser algún día presidente del Barça. Ambición no le falta y como diría su colega Cristiano Ronaldo --"soy guapo, rico y un gran jugador"-- tiene todos los ingredientes para aspirar al trono barcelonista. Reconciliado con Font, podría plantearse una candidatura conjunta siendo el líder, pero cuenta con un hándicap: no quiere enfrentarse a Laporta, con quien conserva una estrecha relación de aprecio mutuo. Piqué solo se presentará si Laporta se va --por la vía que sea (finalización de mandato, dimisión o moción de censura)-- o si se termina presentando en una posición de extrema debilidad, como claro aspirante a ser su sucesor. Quedan dos años si no pasa nada extraordinario. Hay tiempo.
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