Joan Laporta no atraviesa su mejor momento como presidente del FC Barcelona. El segundo mandato del abogado al frente del club está resultando mucho más complejo de gestionar que el primero, donde se tardó un tiempo prudencial en resolver la crisis heredada de Joan Gaspart y pronto llegaron grandes éxitos deportivos de la mano de un buen fútbol que lideraba la sonrisa de Ronaldinho. En esta ocasión, el legado de Bartomeu, aunado a los efectos de la pandemia, han causado estragos en una institución que adolece de talento en la parcela ejecutiva y en la deportiva. Sin Leo Messi ni grandes profesionales es difícil recuperar el nivel de ingresos que rondaba los 1.000 millones de euros ordinarios en 2020.
Aunque tardó en ponerse manos a la obra, el presidente Laporta ha logrado recortar los gastos de manera exponencial. Especialmente, en el último año. Los ajustes han afectado, especialmente, a los salarios del primer equipo de fútbol (162 millones de euros menos), al fútbol formativo (5), a la sección de baloncesto (11) y áreas que no son deportivas, como Barça TV (14). Casi 200 millones menos en gastos ordinarios que no garantizarán cerrar el ejercicio 2023-24 con números positivos porque las previsiones de ingresos por ticketing en Montjuïc van muy por debajo de lo previsto, todavía no han llegado los famosos pagos pendientes de Barça Studios y el crecimiento en nuevos sponsors es inferior a lo esperado. Actualmente, el club está a 37 millones de cumplir los presupuestos de la temporada en curso.
"Se podría ingresar de 140 a 420 millones"
Esta situación de crisis, agravada por una fuga de talentos que abarca desde la junta directiva --Eduard Romeu y Jordi Llauradó-- a los entrenadores --Xavi Hernández, Jonatan Giráldez, Jesús Velasco y Edu Castro-- pasando por la parcela ejecutiva --Maribel Meléndez y Ferran Reverter, entre muchos otros-- y por la gestión deportiva --Jordi Cruyff, Mateu Alemany, Franc Carbó, Ramon Planes o Markel Zubizarreta-- podría obligar a tomar medidas drásticas. Sin embargo, el presidente Laporta se opone. Al menos, por el momento.
Personas de su máxima confianza tanto en la junta directiva como en el gabinete de presidencia han aconsejado a Laporta pedir una derrama a los socios. Un gasto excepcional en el que se podría implicar la masa social con el compromiso de terminar recuperando el dinero avanzado. "Si cada socio aportase 1.000 euros, estaríamos hablando de 140 millones. Si cada uno aportase 3.000, el club recaudaría 420 millones y podría solventar la crisis mediante una importante reducción de la deuda", aseguran fuentes conocedoras de la situación del club. Pero Laporta se niega.
La derrama de Núñez en el 78
Pedir dinero a los socios es una práctica que ya no se lleva. Antiguamente, las aportaciones sociales eran la primera fuente de ingresos del club. En la actualidad, representan un porcentaje muy simbólico, claramente por debajo de la facturación procedente del estadio --ticketing, frankfurts y museo--, el marketing --sponsors y venta de camisetas-- y los derechos televisivos.
Laporta no quiere recurrir a una solución que en el pasado fue de mucha utilidad al presidente José Luis Núñez. Tras ganar las elecciones de 1978 --las primeras democráticas, tras la dictadura-- Núñez apeló a la masa social a recomendación de otro viejo conocido de la historia azulgrana, Carles Tusquets. El entonces tesorero en el Barça del constructor --fue directivo durante muchos años y, posteriormente, acabó siendo presidente de la comisión económica del club y de la comisión gestora que gobernó el club tras la dimisión de Bartomeu-- tuvo la idea de pedir una derrama. Y funcionó. Así lo explica el protagonista de la iniciativa a Culemanía.
La fórmula de Carles Tusquets
"Nosotros lo hicimos en el 78. Tras las primeras elecciones que ganó Núñez, encargamos una auditoría, algo que ahora es muy habitual pero entonces no lo era. El resultado fue que no se podía pagar ni la luz. Se pidió ayuda a los socios y todo el mundo se volcó con el club. Pedimos un anticipo que luego se descontó con los años. Había que explicar las cosas claras y la gente lo entendió. No fue una derrama al uso, ya que fue un préstamo del abonado a devolver descontando un 20% del precio del abono en las 5 próximas temporadas. Podríamos decir que fue un préstamo al 0% de interés", confiesa Tusquets.
El expresidente de la comisión gestora, además, asegura que "Laporta solucionaría la crisis actual del Barça con una derrama". "Aunque fuesen 1.000 euros por socio, ya ayudaría mucho a solventar todos los problemas con el Fair Play. Pero hay que tener un plan muy claro, explicarlo bien y asegurar que el equipo que se encargue de gestionar ese dinero será un profesional", sostiene Tusquets.
Las soluciones de Laporta
Laporta ha sido invitado a sopesar esta posibilidad en numerosas ocasiones, pero siempre la ha deshechado. Prefirió perder a Leo Messi y, un verano después, optó por activar las palancas para vender patrimonio del club. Soluciones temporales que otorgaron un cierto oxígeno al club, pero que no han servido para resolver la situación de crisis que todavía golpea a la entidad.