Joan Laporta prometió que el Barça tendría los mejores ejecutivos en la campaña electoral de 2021. Contaba con Ferran Reverter y Mateu Alemany para ordenar las cuentas y mejorar el nivel de la plantilla, pero ya no están en el club. El mandato de Laporta es cada vez más presidencialista. Escucha, valora pero siempre se impone su criterio, por impopular que sea. Y en las oficinas del Camp Nou dicen que cada vez se parece más al expresidente Josep Lluís Núñez, aunque su gestión es antagónica, tal vez porque cada vez es una persona más sensible y no es extraño que se emocione y llore, como en la despedida de Jordi Alba.
Laporta también prometió transparencia en los fichajes. En las comisiones que pagaría el club. La información, sin embargo, no fluye como anunció. Se sabe, por ejemplo, que Darren Dein cobró una comisión por el acuerdo con Spotify, igual que Pini Zahavi, antiguo socio suyo, por el fichaje de Lewandowski. Y Deco, por la contratación de Raphinha. La gestión del actual presidente es cada vez más opaca y coincide con importantes renuncias o dimisiones. Las últimas han sido muy importantes: Maribel Meléndez, máxima ejecutiva, y Eduard Romeu, vicepresidente económico.
La ampliación del Camp Nou
Hace más de 40 años, Núñez activó la ampliación del Camp Nou, que pasó de tener 90.000 localidades a poder reunir a 120.000 personas. El expresidente levantó la tercera grada, la misma que ahora ha derribado Laporta. El actual mandatario modificó sustancialmente el primer proyecto de Nikken Sekkei y Josep Maria Bartomeu. Quiere pasar a la historia por el nuevo Camp Nou, igual que Núñez siempre será recordado por sus dos reformas del estadio. La de 1982 y la de 1994, cuando hundió la primera grada.
Núñez, en sus 22 años como presidente del Barça, mantuvo varios litigios con las grandes estrellas. Sobre todo, con Diego Armando Maradona, a quien vendió dos años después de pagar casi 6 millones de euros, y con Johan Cruyff, a quien echó con cajas destempladas. Laporta, en cambio, ha tenido muchos problemas con los ejecutivos del club. Delega poco, pero ha ganado todos los pulsos y significativa fue la renuncia de Jordi Cruyff. En su primera etapa como presidente chocó con Sandro Rosell y sus hombres de confianza.
La improvisación
El Laporta de 2024 poco se parece al de 2003. Entonces, contaba con directivos muy valiosos como Sandro Rosell, Javier Faus, Josep Maria Bartomeu, Ferran Soriano, Marc Ingla, Jaume Ferrer y muchos otros. Hoy, en cambio, está rodeado de personas afines, amigos y familiares. De su cuerda. Su mano derecha es Rafa Yuste, vicepresidente económico y cara amable de la junta directiva. Helena Fort, Josep Cubells y Xavi Puig son sus otras personas de máxima confianza en la junta. Todos abogados, amigos de la facultad.
La segunda etapa de Laporta como presidente del Barça está marcada por la mochila que heredó y la improvisación. El máximo dirigente vive al día y decide sobre la marcha. Núñez, en cambio, era mucho más metódico. Lo tenía controlado o casi. Asumía muy pocos riesgos. Una fuente próxima al expresidente recuerda que pidió un aval bancario a Nike tras cerrar un acuerdo económico con el club, en 1998. La exigencia de Núñez sorprendió a los ejecutivos de la multinacional norteamericana, pero aceptaron su petición.
Orador y gestor
"Núñez prefería ganar un poco menos, pero siempre pedía las máximas garantías", recuerda un alto cargo del Barça de la era nuñista. "Con Núñez, jamás hubiera habido un caso parecido al de Libero", añade la misma fuente, en referencia al impago de 40 millones del fondo de inversión alemán por el 10% de Barça Studios, que anunció el club.
Núñez, asimismo, era un presidente muy celoso de su intimidad que fue muy imitado en los años 90. Laporta, en cambio, es mucho más extrovertido y exagerado. Cuida menos las formas y es mucho mejor orador. "Su punto fuerte es la comunicación, su facilidad de palabra. El de Núñez, su gestión, su rigor económico", remarca un antiguo empleado del club.
El 'Elefant Blau'
En 1998, Laporta era uno de los promotores del Elefant Blau, plataforma de oposición a la gestión de Núñez. El abogado barcelonés era muy crítico con la gestión del entonces presidente del Barça, a quien acusaba de ser un "pequeño dictador". Hoy es él quien manda en el Barcelona con un estilo parecido, pero con unos resultados poco satisfactorios. El club está en una situación económica muy delicada y el actual modelo de propiedad se tambalea. Con Núñez, los números eran verdes. Con Laporta, rojos.
La figura de Núñez fue caricaturizada en algunos programas de televisión. Por ejemplo, en el Força Barça, de Alfons Arús. Similar éxito tuvo Carlos Latre con sus imitaciones en Crackòvia. En esos gags se hacían muchas referencias a lo mal que se expresaba el entonces presidente. También a su obsesión por el dinero y a su facilidad para llorar.
Humor y muchas lágrimas
En el propio Crackòvia y en el Polònia actual también tenía y tiene mucho protagonismo la imitación de Queco Novell sobre Laporta. El actual presidente es presentado como un dirigente muy impulsivo, amante de la buena vida, pero cada vez más sensible. Muy distinto a Núñez en las formas, pero ambos de lágrima fácil. Y es que otro de los aspectos que tiene Laporta con Núñez es que cada vez se emociona con más facilidad. Desde que regresó a la presidencia, Laporta ha llorado en público una decena de veces.