En el FC Barcelona de Joan Laporta todo se arregla sobre la campana. El presidente de la institución prefiere dar rienda suelta a la improvisación, terreno en el que se siente cómodo. Así lo hizo con la inscripción de los fichajes el pasado verano, lo está haciendo para encontrar un sustituto para el fondo alemán Libero, que debe 40 millones de euros, y lo será para definir la equipación oficial del Barça para el año que viene.
En la tesitura económica actual del club, Laporta prefiere arriesgarlo todo al último momento para sacar el máximo beneficio posible. En lo deportivo, esperó para hacer posible la llegada gratuita de Joao Félix y Joao Cancelo, que sus clubes no querían ver ni en pintura. Ahora quiere aguantar todo lo posible para rascar hasta el último euro al mejor postor.
Apostar por la marca propia
Y es que el Barça tiene tres marcos previstos para solucionar el tema de la camiseta. El primero de todos, renegociar las condiciones con Nike y seguir aliados con la empresa con sede en Portland, el segundo, cambiar el main partner por la compañia alemana Puma, y, el tercero, elaborar una marca propia. Esta extrema opción es la que está cogiendo más fuerza en los últimos días.
El Barça puede apostar y decidirse por sí mismo. A través, claro, del acuerdo con otra empresa que proporcione alguna infraestructura y que esté dispuesta a no mostrar su logotipo, ya que la decisión del club es potenciar su marca. En este sentido, en Culemanía ya hemos explicado que el convenio no es con Meyba ni con Kappa. Ahora, también podemos descartar Kelme.
Las opciones se agotan
La marca alicantina ya tiene experiencia en la elaboración de equipaciones profesionales, por lo que hubiese sido una opción coherente, quizás por encima de empresas como Hummel, textil escogida por el Barça según algunas informaciones. En la actualidad, de hecho, no sólo trabaja en España.
Si bien es cierto que la entidad azulgrana supone un escalón totalmente diferente, Kelme patrocina en la península al vecino en la ciudad condal, el RCD Espanyol, además del Maribáñez, de la tercera categoría andaluza. Otros equipos importantes que visten la marca son el Watford inglés o la selección de Bosnia y Herzegovina.
En el extrarradio, la compañía es partner del Boavista, de primera división portuguesa, y el Feirense, de segunda. En el otro lado del océano, colabora con el Concepción, de la segunda división chilena, entre otros. También es patrocinador oficial de la primera y la segunda división de China.
BLM, la última maravilla
La realidad es que Kelme y el Barça no han tenido relación a lo largo de la historia, pero eso no sería un problema, ya que el logo de cualquiera de las marcas que están sobre la mesa no aparecerá. El club quiere sacar todo el rédito que pueda a Barça Licensing and Merchandising (BLM), la sociedad externa que se encarga de comercializar todos los productos del club.
Fuentes del sector textil han asegurado en más de una ocasión a Culemanía que BLM es una mina de oro. La decepción de Laporta con Nike es palpable. El club no se lleva nada por la venta de réplicas y considera que podría ingresar más por el patrocinio. Si el Barça absorbe todo el trabajo que hace la compañía de ropa deportiva podría llegar a generar beneficios superiores a los 72 millones que percibe como tope gracias a la empresa con sede en Portland.
¿Vale la pena correr este riesgo?
"El esfuerzo que ha hecho Nike se agradece, pero no es suficiente. No han repuesto material, han incumplido algunas condiciones del contrato que tenemos y el mercado nos ofrece el doble de lo que nos están pagando", manifestó Laporta hace un tiempo en Rac 1. El excandidato a la presidencia Jordi Farré declaró que el Barça podría ingresar hasta 300 millones de beneficio gracias a su marca propia.
Pero hay que recordar que la opción es, prácticamente, a cara o cruz. Además, hay que recordar que la entidad azulgrana debería abonar a Nike por romper el contrato hasta 2028. La situación económica del Barça no está para andarse con juegos. Seguir está hoja de ruta puede suponer grandes pérdidas. Nike te asegura unos ingresos y desde el sector textil muestran su preocupación de que otra compañía inferior a la americana pueda hacerlo mejor en la distribución y reposición de las equipaciones. Precisamente uno de los motivos de queja de Laporta.