"¿Joao Félix?, no lo veo", "es un posturitas", "no me gusta", "nos la han colado, pero bien colada", "tengo muchas dudas", "la hemos cagado, al menos con Félix", "no lo veo claro", "a Xavi nunca le ha encajado", son algunos de los mensajes que circulaban por redes sociales, concretamente por Whatsapp, el día que el FC Barcelona concretó los fichajes de los Joaos, Félix y Cancelo. El segundo, pedido insistentemente por Xavi, generaba más consenso. El primero, en cambio, generaba una sensación de insatisfacción y desconfianza general debido a sus negativas sensaciones en el Atlético de Madrid. Pocos de estos detractores reparaban en el talento singular, la depurada técnica y calidad incontestable que atesora O Menino.
Uno de los que lo defendía firmemente es el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta. El dirigente azulgrana ya se pronunció de forma muy favorable sobre el futbolista portugués el invierno pasado: "Joao Félix es un jugador que me encanta". Desde entonces, el presidente del Barça persistió en su idea de contratarlo y tiró de alianzas para conseguirlo: Jorge Mendes, agente del futbolista, es íntimo amigo de Laporta, además de ser exagente de Deco y la persona que lo adentró en el mundo de la representación de jugadores.
Al César, lo que es del César
Joao Félix también puso de su parte durante el verano. Un buen día, a mediados de julio, soltó la bomba: "Mi sueño es jugar en el Barça desde que era un niño. Siempre ha sido mi primera opción y ojalá se cumpla algún día, será un sueño hecho realidad". Y se cumplió. Félix jugó sus cartas. Mendes jugó su papel decisivo como asesor y estratega de la jugada. Pero Laporta fue la clave, el que insistió hasta el final y lo posibilitó a pesar de que Xavi ni lo pidió, ni lo veía claro.
Al César, lo que es del César. Los presidentes del Barça están en el ojo del huracán, siempre cuestionados y muy criticados por sus errores. Menos reconocidos por sus aciertos, a menudo obviados. En este caso, hay que decir que Joao Félix es un fichaje presidencialista al ciento por ciento. Y, aunque acaba de llegar, está saliendo muy bien. Demasiado. Mucho mejor de lo que nadie habría podido imaginar.
El espíritu crítico, aunque cada vez más conformista, del barcelonismo, seguirá penalizando los errores de la junta directiva. Se seguirá alzando la voz cuando un Barça en plena crisis económica, en plena política de recortes, se permita aumentar los ingresos del comité de dirección pasando de 3,7 a 6,1 millones de euros. Pero una cosa no quita la otra.
La política de Laporta
Laporta ha tenido siempre una política muy clara como presidente. Disparar el gasto sin complejos para permitirse todo tipo de lujos como compensación por tener un cargo no remunerado y, al mismo tiempo, trabajar un proyecto deportivo sustentado en dos pilares básicos: la apuesta por un fútbol ofensivo, de posición y basado normalmente en un esquema 4-3-3; y la confianza en el cuerpo técnico elegido para poder hacer su trabajo y desarrollar la idea con paciencia, pero respetando siempre esas bases de buen fútbol.
Con Laporta llegó el brillante Barça de Rijkaard y le siguió el maravilloso Barça de Guardiola. Sin Laporta también hubo muchos años de buen fútbol, pero el nivel de juego fue paulatinamente a menos, tanto con Luis Enrique, como con Valverde y Koeman. Con Xavi, el buen fútbol también está siendo una especie de fantasma que aparece y desaparece misteriosamente. Poco constante, muy irregular, pero en los últimos partidos hay síntomas que generan ilusión. Como dijo el egarense tras el Barça-Amberes: "Estoy muy contento, también por el resultado, pero sobre todo por el buen juego; creo que es nuestro mejor momento de fútbol desde que soy entrenador".
Xavi tiene este año una plantilla más corta que nunca, con tan solo 19 jugadores del primer equipo, aunque con la participación de jóvenes perlas de la cantera que van entrando paulatinamente en el ruedo. Lamine Yamal, también representado por Mendes --como los dos Joaos y Balde--, es el mejor ejemplo de ello. Otro caso, más testimonial por ahora, es el de Fermín López. Sin embargo, es la plantilla más talentosa y compensada que ha tenido. Ideal para poder desarrollar el buen fútbol que tanto el técnico como la afición y el presidente anhelan.
Xavi ya lo quiere
Es cierto que Xavi no quería el fichaje de Joao Félix. Aspiraba a tener a Leo Messi de nuevo en Barcelona o a su gran fantasía, Bernardo Silva. Sin embargo, Joao ha explotado desde el minuto 1. Su adaptación ha sido instantánea y el rendimiento está siendo de fuera de serie, con tres goles ya, y una asistencia. Pero, lo mejor de todo no son sus números, sino las sensaciones que deja.
Poco importa que Xavi lo quisiera o no. La realidad es que ahora se frota las manos con su presencia y va camino de convertirse en titular indiscutible. Por fin, el Barça juega bien sin tener a Pedri en el campo. También se relame de felicidad el presidente Laporta, consciente de que su apuesta está saliendo a pedir de boca. Aunque la mayor sonrisa la tiene ahora Miguel Ángel Gil Marín, que espera hacer el negocio del siglo el verano próximo si Joao mantiene esta meteórica proyección.
Noticias relacionadas
- Joao Félix es un huracán: gol y asistencia en 20 minutos
- Los Joaos ya han 'llegao' y cierran el mercado del Barça: 5 fichajes y 14 bajas
- El Barça se da un atracón en la Champions
- Xavi se rinde a los Joaos y no oculta su ilusión: mensaje demoledor
- Joao Feliz y Joao Modelo
- El comité de dirección del Barça, mucho más caro con Laporta
- El precedente glorioso de Laporta con inversión cero en fichajes para el Barça
- Xavi: "Gundogan es una bendición que nos ha caído del cielo"