Un jugador del RCD Espanyol ha celebrado una Champions del eterno rival, el FC Barcelona. Se trata de Max Svensson, futbolista blanquiazul que juega cedido en el CD Osasuna Promesas. En propiedad del conjunto perico, el delantero se desplazó hasta Colonia para presenciar la final de la Copa de Europa del Barça de balonmano.
Los azulgranas vencieron al Aalborg (30-31) y consiguieron la doceava Champions de la sección. Max celebró el triunfo. Así lo ha hecho saber el propio jugador tras colgar varias imágenes en redes sociales. Su apellido tiene un vínculo especial con el Barça. Su padre, Tomas Svensson fue portero del equipo de balonmano. Llegó procedente del Bidasoa y defendió la portería durante siete temporadas, junto al gran David Barrufet.
"Ya van ocho"
En la actualidad, Tomas es miembro del cuerpo técnico de Carlos Ortega. Su hijo, Max, le acompañó en Colonia, vestido totalmente con indumentaria oficial del Barça. También lo hicieron sus dos hermanos. Svensson presumió del número 8, acorde a los títulos europeos que ha conseguido su padre en total.
"Y ya van 8", tituló Max Svensson una de sus stories en la plataforma Instagram. Esta fue la forma de celebrar un trofeo del Barça de un futbolista en propiedad del RCD Espanyol. Declaró su amor al conjunto culé, algo que ha enfadado a los seguidores blanquiazules, que piden su cabeza.
Indignación 'perica'
Svensson sigue siendo jugador del Espanyol a todos los efectos. Max no ha sido demasiado cuidadoso con sus publicaciones en redes. No ha tenido en cuenta la rivalidad entre el conjunto azulgrana y el blanquiazul. Algunos de los medios de comunicación que cubren la actualidad deportiva del equipo perico, como La Grada o Pericos Marca, han titulado de la siguiente manera: "Falta de respeto grave de Max Svensson al Espanyol" o "Max Svensson, jugador en propiedad del RCD Espanyol, declara su amor al FC Barcelona".
Tomas Svensson, que fue íntimo de Enric Masip, asesor ahora de Laporta en el Barça, ganó cinco Champions como jugador. Tres, como miembro del staff a día de hoy. Parece que le ha inculcado el barcelonismo a su hijo. Max, con este simple gesto, ha podido sentenciar su continuidad en el Espanyol.