Petardos, insultos y mucha gente en el hotel W para molestar al PSG

Los enfrentamientos entre FC Barcelona y Paris Saint-Germain se han convertido en el nuevo clásico de la Copa de Europa. Existe odio entre las aficiones de los dos equipos. En el partido de ida de los cuartos de final, seguidores franceses atacaron con petardos el hotel donde descansaba la expedición azulgrana. Así es como comenzó una guerra sucia.

La madrugada del lunes al martes, sobre las 2:00 horas, aficionados culés se han tomado la venganza por su propia mano y han lanzado fuegos artificiales en el Hotel W, donde duerme el conjunto de Luis Enrique Martínez, para tratar de evitar el descanso de los futbolistas del PSG.

Y es que el ambiente, en el Vela, donde se hospeda el equipo de la capital francesa, está siendo muy hostil. Lo fue para recibir a los futbolistas, en su llegada a la ciudad condal, y también cuando los jugadores del PSG volvieron de su primer entrenamiento en el césped de Montjuïc. El Hotel W vive rodeado las 24 horas, antes del inicio del partido de vuelta.

Insultos a Dembelé y PSG

Durante su intervención en rueda de prensa, el técnico del conjunto parisino, Luis Enrique, afirmó que le importaba más bien poco el recibimiento de la afición. Y es que uno de los atractivos del choque entre Barça y PSG es ver cómo reacciona la hinchada local cuando Dembelé salga al terreno de juego. Al menos, fuera del verde, ya ha sido insultado.

También ha sido difamado el equipo del jeque Nasser Al-Khelaifi, con cánticos de "puta PSG". Los barcelonistas no sienten simpatía por un club que les arrebató a Neymar a golpe de talonario y que, durante los últimos años, se ha obsesionado con hacer la vida imposible al Barça, después de romper el vínculo con Qatar Airways y Qatar Foundation.

La afición del Barça vuelve a ser muy activa. La vuelta de los cuartos de final de la Champions se afronta con optimismo, conscientes de que el club azulgrana puede volver a unas semifinales después de cinco años, y tras una grave crisis deportiva e institucional. Los culés tienen ganas de soñar.