Guillem Albà, un payaso en ‘calma’: “Todas las técnicas que utilizo son estigmatizadas”
El 'clown' reivindica detenerse sin necesidad de una fuerza mayor y el juego con diferentes disciplinas
22 noviembre, 2022 00:00Guillem Albà (Vilanova i la Geltrú, 1985) es un payaso. Con todas las letras y a mucha honra. Sí, hace espectáculos de pura risa, pero como bien dice, eso mismo ya tiene una carga política. El último que presenta esta semana, del 23 al 27 de noviembre, en Madrid es Calma!. El título ya lo dice todo.
Es una declaración de principios, desde el título hasta la fórmula. El montaje es sin palabras, pero "dice muchas cosas". Ese es precisamente el reto que se puso el catalán y que ya han disfrutado miles de personas.
--Pregunta: ¿Después del 'Jaleiu' apetecía volver a la 'Calma!'?
--Respuesta: Un poco, sí. Escénicamente también. Venía de un espectáculo con seis músicos, tres técnicos, con mucha energía y tal, ahora apetece actuar solo y probar otras cosas para no repetirse. Probar una energía más tranquila, el humor desde un sitio más tranquilo, no buscar tanto la risa sino la sonrisa, buscar la poética, mezclar otras técnicas. Con la voluntad de no repetirse.
--Claro, pero es casi lo opuesto a lo que uno espera de un payaso: movido, estresado, estresante...
--Claro, en el mundo clown se dice que los payasos cuantos más años tienen, mejor lo hacen y son más buenos, como el vino. Cuando eres joven, por muchos factores, entre ellos el miedo, haces muchas cosas, incluso demasiadas. En muchas ocasiones por miedo a no hacer reír, a no hacer gracia o no gustar. Antes me decían eso de "ostras, qué energía tienes" como algo bueno. Con los años de actuar, la experiencia, la pérdida del miedo y confiar en lo que puedes hacer, vi que no hacía falta tanto ni moverse tanto, que se podía hacer más pequeño y se disfrutan más las reacciones y la gente ríe más. Esta teoría ya la sabía, pero nunca me atreví a llevarla a la práctica. Uno de los retos de Calma! era bajar la energía y jugar el clown desde un lado más tranquilo, atreverme a mirar a la gente y decirle que juego con un ritmo más lento. Fue un reto y me lo paso muy bien haciéndolo así.
--No solo controla y contiene esa energía, sino que no habla. ¿Eso convierte 'Calma!' en un espectáculo cercano al mimo?
--No, al mimo clásico como lo entendemos aquí, no, no tiene nada que ver. Pero como el payaso, que no es payaso de nariz roja, payaso y para niños. Yo hago clown sin nariz, ni zapatones y es para adultos. Con este espectáculo sin palabras pasa lo mismo, hago teatro visual, de gesto. Me pasa siempre igual, todas las técnicas que utilizo son estigmatizadas (ríe). Hago títeres y me dicen si es para niños. Y no. Yo uso las técnicas que me van bien para contar lo que quiero contar. El reto que me puse es no utilizar las palabras y contar muchas cosas, lo veía interesante, porque das más espacio a que la gente imagine, haga su versión. Las palabras pueden ser muy poéticas y entrar por el cerebro, lo visual entra desde la emoción, los poros de la piel.
--¿Esta 'Calma!', entonces, es una declaración de principio en tiempos estresantes? ¿Y lo es también este mutismo en una época en la que estamos sobresaturados de información?
--Es todo. Lo estrené antes de la pandemia, pero ya hablaba de qué pasa cuando nos toca parar por una causa de fuerza mayor: una muerte, una enfermedad o una pandemia. Fue la voluntad de mostrar que siempre estamos corriendo por todo, tenemos prisa por crecer, por estudiar, por ir a trabajar. En una escena de ocho minutos estoy corriendo desde que nazco hasta que muero y pasa una vida sin parar de correr. A la vez es también el tener que trabajar más, producir más, ganar más dinero. No puedes decir no a más dinero o parece que eres tonto, o por ejemplo, el sentirse mal por no hacer nada. Y luego esa hiperconectividad e hiperinformación. Y en un momento de saturación es reclamar la necesidad de parar, que parece que solo te planteas si estás haciendo lo que quieres por una fuerza mayor. Pero lo pasamos mal un tiempo y te olvidas. Como pasó con la pandemia, que ahora seguimos corriendo y haciendo lo mismo. Eso es lo que quiero, transmitir eso a la gente.
--¿Y el clown ha de mostrar más?
--Sí y lo típico de que es más difícil que den premios a la comedia. Pero pasa. A mí me acaban de dar un premio Max a mejor dirección por el primer drama que hago. ¡Vaya, curioso! Y los dos que hacemos Canto jo i la muntanya balla somos payasos. A veces alguna gente viene a la defensiva a esto de ver payasos y al final salen contentos y sonriendo. Es muy bonito ver ese viaje. Pero a mí mismo me cuesta, muchas veces digo "soy actor".
--Es difícil cuando has trabajado hasta con Jango Edwards. ¿No duele?
--Sí, es curioso. Yo fui payaso gracias a Jango, que me eligió para ir con él, fue muy bestia la mili que hice con él. Entonces empezamos a decir esto de ser clown, porque payaso parece que tiene algo despectivo, pero poco a poco voy perdiendo el miedo. Pero a veces pienso: ¿para qué voy a reivindicar esto si la gente no sabe qué es payaso? Lo digo ya una vez lo ven.
--Además se pone a decir muchas cosas.
--Eso se sabe, puedes decir muchas verdades con humor. Yo cuento muchas cosas en mis espectáculos. A mí me gusta reivindicar solo la risa para hacer reír, aunque en estos hay parodia de cosas y discurso político, porque hablas de una manera de tomarse la vida. En Calma! cuento muchísimas cosas y puedo decir muchas verdades que entran mejor. Duelen menos o después, primero te entra con humor y luego lo piensan. Y eso es bonito.
--Antes del estreno de 'Calma!', participó en la charla de 'Maneras de hacer reír'. ¿Hay muchas?
--El objetivo siempre es la risa y lo que le metas allí puedes hacer algo más absurdo, excéntrico o loco. En Calma! es desde la emoción. A mí me gustan las dos partes, tengo una parte extrovertida y otra más tímida y lo mezclo. La fórmula cómica es una partitura y luego está la forma, el tiempo en que lo dices y otros muchos factores. Hay una parte muy grande que se estudia y otra de experiencia. Pero depende mucho más de una partitura y de una matemática de lo que la gente se cree.
--¿Es la misma dramaturgia la del clown que la de una historia como 'Canto jo...'?
--Una cosa es la dramaturgia de la historia y otra los gags. Hay espectáculos de payaso que son más de presentación, nudo y desenlace y otros que son más un viaje. Y está la risa. Aquí no busco la risa, sino la sonrisa. Quería buscar la risa y la poética y quería una fina línea entre lo cómico y lo dramático.
--Habla mucho de la poética del payaso. ¿Cuál dirías que es?
--Uno relaciona el payaso con la risa, pero el clown es un animal emocional, toca las emociones sin miedo, puede hacer reír o llorar. Yo he hecho espectáculos de mucho reír y otros más sensibles como el que hice con Clara Peya. En Calma! busqué que tuviera los dos colores.
--A usted le gusta mezclar disciplinas, además. Habla de títeres, de su espectáculo con Clara Peya, pero también lo vimos incluso con Love of Lesbian.
--Lo hago por curiosidad, intentando no tener miedo a equivocarme. Intento no hacer siempre lo mismo y gustar. Y si nos equivocamos, no pasa nada, estamos haciendo teatro. Con Clara Peya nos vimos, nos conocimos y fue una mezcla brutal de escucharse, de ir a su mundo y ella al mío. También he dirigido con cosas de circo, con danza... y aprendemos los unos de los otros. Pero Love of Lesbian me dieron una oportunidad de hacer lo que les dijera, una gira de teatros sin que fuera mucho teatro o lo que hiciera. Fue bonito para probar cosas.
--Tras 'Calma!', llegó 'Jaleiu' y 'Ma solitud', que se estrenó este sábado en el Temporada Alta. ¿Es otro giro?
--Ma solitud es un formato diferente, que me apetecía y de unos 25 minutos. Porque ¿por qué una hora y media? Era como la idea de hacer como un capítulo, con la gente cerca, pudiendo jugar con cosas muy pequeñas, con miradas de reojo. A lo mejor no es tan cómico y he usado más los títeres y lo estoy pasando superbien. Es un espectáculo, sin palabras y pensado para poder viajar. Se puede hacer en un patio o al aire libre. He hecho un espectáculo pensando en cómo quería vivir.