Ivan Labanda: "Madrid ha sabido crear una industria de los musicales, en Cataluña no ha pasado"
El actor se mete en una astracanada musical sobre Evita y el mundo que le rodea, de la mano de Jordi Prat i Coll
26 julio, 2023 10:45Noticias relacionadas
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Evita es un icono. Este es el único punto en que pueden coincidir sus detractores y sus partidarios. Odiada y querida a partes iguales, revolucionó el poder. Fue la cara amable de una dictadura militar, la líder de los descamisados y un referente feminista cuando todavía no existía ni el movimiento hippie.
Igual que pasa con la iglesia dedicada a Maradona, hay quien reza a Evita, se venden miles de fotos, estampas, libros sobre ellas. Hasta Andrew Lloyd Webber le dedicó un musical. Madonna luchó para interpretarla… Y va, y Jordi Prat i Coll le dedica una misa de gente devota. Una astracanada.
La astracanada
El director y dramaturgo señala que no es para nada peyorativa esa palabra, sólo es un reflejo exagerado de lo que provoca esta mujer entre sus adeptos. Una comedia que no quiere molestar a los devotos peronos (para él, siempre peronas) y que se toma muy en serio algunos discursos. Es el caso del feminismo, los derechos y la igualdad. Unos valores que considera necesario reivindicar ante ciertas ideologías.
Para este tercer viaje con Evita (este es una nueva versión de un musical que él creo tras versionar anteriormente una obra de Copi dedicada a la argentina) cuenta además con un profesional de los musicales, Ivan Labanda. El actor, que reconoce que le empieza a apetecer un poco el drama, no puede estar más encantado de participar en este espectáculo y, en conversación con Crónica Global, aprovecha para reivindicar la importancia del musical.
Mientras, los que quieran participar de esta misa llamada For Evita. Una astracanada musical tienen que ir el 27 y 28 de agosto al Teatre Grec de Barcelona. Fuera del festival puede que no haya mucha posibilidad de verla. “Es una obra de culto”, bromea con cierta razón su creador.
- Podemos decir que esta obra es una comedia, si hablamos de “astracanada”, ¿no?
- Jordi Prat (J): O no. A veces las cosas serias te hacen reír. Sí, lo es. Pero los personajes se toman muy en serio todo lo que hacen. La idea de idolatrar Evita Perón por tener algo en lo que creer, en lo que agarrarte. Y es un personaje bastante poliédrico para que vayan saliendo muchas capas, muchas contradicciones.
- Y además es una versión de una versión que era versión.
- J: Es lo que tienen los espectáculos de culto (ríe), que se desarrollan hasta que no tienen más espacio para crecer.
- Pero cuales son las diferencias
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Ivan Labanda (I): Pues que ya es grande. Eran tres intérpretes y ahora somos cuatro, porque al principio yo tenía que estar, pero me echaron (ríe). Ahora me recuperaron y se ha incorporado un coro, bailarines, músicos.
J: Es como si el Papa en vez de ir a una ermita fuera a una la Sagrada Familia. ¿Cómo va a quedar todo esto? No los sé. Tenemos mucha gente implicada y poco tiempo de ensayos, pero le va bien. Es como una misa muy participativa, en la que viene gente devota a hacer espectáculo. Se trata de hacer comunión.
- Si Evita ya tiene su propio musical, ¿de dónde sale esta idea?
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I: Básicamente queríamos hacer Evita y no teníamos los derechos (bromea)
J: Yo en 2004 hice en el Lliure Eva Perón, de Copi. Ya allí me atrajo su figura, igual que me puedo sentir fascinación por Ricardo III. Es un personaje real, pero me gusta más la mitología en torno a todo esto, el petardismo y al mismo tiempo la capacidad de ser bastarda y vicepresidenta. Tiene esa mitología de morir los 33 años como Jesucristo, de todo lo que le pasó al cuerpo una vez embalsamado. Luego lees Santa Evita, de Tomás Eloy Martínez, se hace el musical, Madonna aparece en medio… y piensas ¿qué pasa? ¿Y porque a un catalanet le puede interesar? Pero es que ella viajó a España y prometió ayuda a Franco cuando el país estaba aislado. Y a cambio, las judías se llaman peronas, por este intercambio. Y a su vez, Carmencita Polo no la podía soportar. Es tan Ayuso como Colau, tanto de derechas como de izquierdas y me interesa.
I: Son personajes que son como monstruos. Crean fascinación y a pesar de sus contradicciones acaban marcando y tienen un peso brutal en la historia, incluso a día de hoy.
J: Y después hay algo de icono, como la tiene el Che o Maradona. Nos agarramos a eso y nos pasamos por el forro las contradicciones como devotos.
- Pero hay devotos reales de Evita en Barcelona. ¿Se lo tomarán bien?
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J: Si le pongo ironía es porque me lo quiero. Puedo quererme al personaje, ser devoto y entender que hay un frikismo y llevarlo a un extremo sarcástico y transitarlo. La estructura es de una misa y, en un momento, él pasa el platito por la platea y una señora se ofendió más por burlarse de la misa. Creo que hay más peligro con la Iglesia que con Evita.
I: Es apta para todos, y las mejores comedias son las que se toman muy en serio.
- ¿Dónde encontramos esa seriedad en esta astracanada?
- J: En que los personajes se lo creen y son intransigentes. Y porque estos actores que tenemos son extraordinarios. La fórmula debe conjugar para que la astracanada no se devenga en el mal sentido de la palabra.
- ¿Cómo es la estructura de la obra?
- J: Ahora la hemos cambiado. Es una misa igual, pero ahora rendimos culta a otra musa histórica que es Raffaella Carrà. Las celebraciones se han de poder cantar, lo hacemos y les encontramos un nexo, que es este libreto con canciones de todo tipo.
- ¿Puede contar un poco de este mix?
- J: Hay canciones que son del musical, pero no todo y añadimos Violeta Parra y otras que se ajustan a esta ceremonia.
- ¿Y qué papel juega, Ivan Labanda, en esta historia?
- I: Soy uno de estos cuatro devotos de Evita que participan en la misa. Yo hago varios papeles y todos somos todos, porque todos somos peronas.
- ¿Es una manera de reírse de estos iconos que tan seriamente nos tomamos?
- J: Desde el principio decimos que esto es una cuestión de fe. Si la de un católico no se ha de justificar, la de una perona tampoco. No ridiculizamos. Nos preguntamos qué necesidad tenemos para tener ídolos, de proyectarnos en ellos o por qué Andreu podía disfrazarse de mujer cuando era pequeño y no de adulto si no es carnaval o fiesta o cabaret. Hay aspectos de la condición humana que necesitamos y nos ayudan a trascender. Hay cierto rechazo a determinadas cosas y otras que son igual de frikis están incorporadas en el sistema.
- Por tanto, hay muchos temas serios, como la aceptación de la diferencia y la transexualidad u orientación sexual.
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J: Son curas, por tanto, sermonean. En otras ocasiones, explican historias que recreamos en canciones.
I: Nosotros no es que reflexionemos sobre el travestismo sino que transitamos por estos temas porque formamos parte de ese culto.
- En cualquier caso, el musical en Cataluña cuesta. ¿Por qué cuesta tanto y se atreven a ello?
- I: Así como en Madrid han sabido crear una industria de los musicales, aquí no ha pasado. En Madrid se nutren de toda una periferia y tienen el motor económico y la capacidad para poder hacerlo. Aquí no. Si en Cataluña hacer cultura ya siempre nos ha costado un poco porque hay poco dinero, el musical siempre ha sufrido una suerte muy irregular. Durante el Covid teníamos siete musicales a la vez y de repente ha habido temporadas que sólo había uno, o ninguno. Barcelona con esto siempre ha sido muy irregular. No sé decirte por qué.
- ¿Diría que la situación ha cambiado? ¿Ahora hay más ganas?
- I: No. Las ganas son las de siempre. Siempre hay ganas. Depende mucho de quién tenga la valentía de emprender y tener dinero para hacerlo. En cualquier caso, las instituciones públicas deberían hacerse cargo, un poco. El Teatre Nacional o el Lliure, deberían asumir, como mínimo, un montaje musical al año en la programación.
- ¿No lo hacen porque no lo ven de calidad, porque es comercial?
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J: Aquí las franquicias todavía no han funcionado, pero puede que funcionen si van ligadas a los cruceros, por ejemplo.
I: Pero forma ya por más una estrategia.
J: Aquí siempre han funcionado más los musicales de creación o de autor. Es cierto que, en el pasado, no se disparaban tanto los presupuestos. Todo es exponencial, pero si hay voluntad las cosas se hacen. También es cierto que te dan siete semanas para ensayar. ¡Un musical no puede hacerse con siete semanas! Aquí porque pensábamos hacerlo tres días en el Temporada Alta y ya.
I: Básicamente, tiene mucho que ver con el sitio donde te espejas. Aquí queremos ver mucho eso de “Broadway en Barcelona, o en Madrid”, pero allí tardan años. Aquí se hace como se puede en siete semanas y milagros a Lourdes o a Evita. Es lo que hay. Mario Gas hizo Follies en el Teatro Español porque era el único contexto en el que se podía asumir una obra tan grande, con un reparto tan extenso. Eso mismo debería hacerlo, creo, el Teatre Nacional o el Lliure, porque hay piezas de teatro musical que forman parte de la historia del teatro, que tienen un peso muy grande y que sólo podrían hacerse apoyadas para estas instituciones.
- Tal vez al modelo de ciudad o de turismo de Barcelona, que es más de playa no se le puede pedir tanto el musical, como dice Marc Sambola.
- I: La sensación que me da es que en Madrid, de raíz, hay una voluntad de crear una industria enfocada hacia aquí, porque han visto que dan mucho dinero. El género musical es el teatral que más dinero da. En Barcelona no existe eso. Se enfoca desde otro lado. Aquí, cuando llega el calor la gente va a la playa y a Madrid a ver un musical porque hay aire acondicionado. Aquí falta un enfoque hacia esta industria que todavía no se ha hecho.
- Por último, ante esta situación, ¿a ustedes qué les fascinó de Evita para embarcarse en esto?
- I: Son esas historias fascinantes, queer, de una mujer de pueblo que lleva a la ciudad y se erige como dueña y señora de todo y todos. Yo creo que nos fascinan los monstruos.
- ¿Evita es un monstruo?
- J: ¿Quién no? Es la excusa. Ella es impertinente. Y la impertinencia hacia la gente que tiene poder a mí siempre me ha fascinado. Yo me engancho ahí. Luego, tiene un feminismo muy heavy, delirante, que contradice a toda esa serie de gilipollas que también han tenido mucho poder y no se merecen ni media canción. Ella se puso los mejores vestidos para ponerse frente a los oligarcas.