Cuando uno se sienta en la sala a ver Unicorns y el metraje avanza, las emociones de odio y antipatía hacia el personaje que interpreta Greta Fernández empiezan a crecer. Algo que cuando se le dice a la actriz, bueno… "Me voy a empezar a enfadar. La próxima persona que me diga que Isa es mala o es insoportable que se mire la peli", lanza entre bromas al hablarle de lo odioso que es su personaje. Ella, en cambio, lo tiene claro: "Son un poco anticuados, porque con un chico no serían así".
Así, de una sentada, ella y el director de la película, Àlex Lora, recuerda que tal vez miramos la realidad sin amplitud de miras. El film sigue la vida de una joven con ganas de ser influencer, pero también de dedicarse a la publicidad, que no quiere atarse a nada. Mantiene una relación abierta, es sexual y mentalmente abierta, participa en tríos, pero no quiere perder a su pareja. La indecisión y la indefinición la gobiernan.
Mirada amplificada
Lo que uno se plantea es. ¿Hasta qué punto ella es responsable? Cuando el primer largometraje de ficción del cineasta se abre al entorno familiar de la protagonista, Isa, descubre unos padres prácticamente ausentes que, una vez su hija está en la veintena, quieren poner límites. ¿Tarde?
Ni Lora ni Fernández juzgan a sus personajes. Los consideran frutos de su tiempo. Ellos simplemente ficcionan una realidad que está allí, aquí, cuando uno sale de la sala. ¿Nos gusta? Eso también queda a juicio de cada uno.
- ¿De dónde surge la idea?
- Àlex (A): Por un lado, del deseo de poner en escena a un personaje femenino en un rol que, normalmente, en una película interpretada por un personaje masculino no hubiera sido tan criticable. Creo, desde mi punto de vista, que hay ciertas cosas que cuando las hacen las mujeres son más criticables. Por eso, dentro del boom del cine femenino, creo que son necesarios personajes que muestren a mujeres reales que pueden caer mal, ser egoístas u odiosas, como dices. Hay que humanizar esto. Lo fácil es criticarlas y, además, con mucha mala leche. Estoy convencido de que la misma película interpretada por un hombre sería recibida de forma muy distinta. Por otro lado, como persona con discapacidad, me interesa mucho detectar historias que tienen que ver con las incapacidades, pero tampoco de forma tan obvia. El reto era tratar la historia de una chica que, dentro de una aparente normalidad, se mueve en parámetros muy disfuncionales y saber por qué. Entonces, a partir de ahí, ponemos sobre la mesa todas las presiones sociales que se ponen sobre la mujer, el capitalismo, que nunca es suficiente con ser quién eres, que debes buscar siempre convertirte en alguien más, la envidia, las comparaciones con las redes sociales. Y no toca una generación Z o millennials, sino mi generación o la de mis padres, que estamos enfrascados en nuestra historia vital y en nuestra carrera profesional, y a veces somos muy negligente con los niños y no les damos la atención que necesitan. Si bien cada uno debe ser debes hacerse responsable de sus actos, también debemos tener en cuenta el contexto. Quizás estamos creando monstruos.
- No le gusta que digan que su personaje es odioso, pero su director habla de crear monstruos. ¿Es un monstruo?
- Greta (G): Para trabajar un personaje es importante entenderlo, obviamente, y no juzgarlo, porque si no es algo complicado de interpretar. Yo intenté entender muy bien lo que había bajo toda esa aparente seguridad que tiene Isa. Entender estas carencias amorosas que tuvo, qué quiere… Cuando todo esto lo tuvimos un poco bien armado, es fácil taparlo. Porque tapar, tapamos todos. Hay mucha gente que tapa sin parar y realmente no está bien. Se está mostrando de forma fría y aparentemente parece dura, pero en el fondo debajo hay mucha inseguridad y existe una mala gestión de las emociones. Siempre hay más cosas debajo. El tema es si uno quiere destapar o no y si el otro se deja también abrir o no.
- Pero esa voluntad de mostrar y tapar está presente, como la voluntad de conseguir ser alguien reconocido en redes o socialmente. ¿Con las redes es más fácil o todo se complica más?
- A: Es la contradicción de la libertad. En principio, en un mundo libre tú deberías sentirte muy satisfecho, y esa es la teoría. Pero creo que, por culpa del capitalismo, lo que sucede es que, dentro de la competitividad, cuando tú acabas escogiendo algo y acabas comprometiéndote con algo, en lugar de disfrutar lo que has escogido, muchas veces te frustras por todo lo que no has escogido. Y te preocupas pensando en todas esas posibilidades que no has podido vivir. Isa vive un poco en esto. Lo primero que puede pasar es que ante toda esta multiplicidad de oportunidades puedes quedarte paralizado. Y lo otro que puede pasar es el caso contrario, que quieres tenerlo todo, y eso hace que acabes teniendo relaciones muy superficiales y efímeras. Eso también es un problema. Es un signo de los tiempos en el que es difícil gestionar qué es mejor o peor.
- Claro, pero sorprender que usted le llame Unicornios, cuando precisamente en el mundo empresarial, se les llama así a las empresas que en menos de diez años que, sin cotizar en bolsa ni haber sido adquiridas por un tercero, logran un valor de 1.000 millones de dólares o más a nivel mundial. ¿Tiene algo que ver el título con eso? ¿Por qué ese título?
- A: Por tres motivos. Primero, porque ejemplificaba o daba valor a ese deseo de sentirse único y especial, que es un deseo que tienen muchos chavales de esta generación, o quizá todo el mundo. Luego estaba todo el tema de ese animal mitológico que vive en una irrealidad, como pasa en las redes sociales, donde no todos los seres son reales. Y después que es el nombre que se le da a una tercera persona a la que se invita a una relación sexual para hacer un trío. Uniendo estos tres conceptos, pensamos que era un título ideal.
- Recuperando esa parte de figuras irreales que crean las redes y la ficción y esa presión que sienten los jóvenes a estar perfectos. Usted, Greta, como actriz ¿siente esa misma presión?
-
G: No. No sé, no tanto. Yo tengo unos referentes que son los de casa. He empezado esta profesión de un modo algo diferente que mucha otra gente, quizás. Tal vez he tenido que esforzarme con algunas cosas y en otras, quizás no tanto, es verdad. Pero he tenido mucha seguridad en mi casa, y, al final, la forma de ver el cine y la profesión de mi padre no es como puede recomendar mucha otra gente que es a modo de hacerlo. Yo confío mucho en su modo de trabajar, yo también me he buscado la mía y en algunas cosas no coincidimos, desde luego. Y yo soy mujer, que es diferente, él es hombre, ¿no? Yo cuido muchas cosas de la moda, de la estética, que él lo ha colocado en otro sitio. O quizás él lo necesita menos, que hay también muchas cosas de machismo, feminismo, que están ahí. A la mujer se le exige una forma de ser muy diferente que a un hombre. Yo tengo preocupaciones como actriz que puedo compartir con él, y otras que se las he mostrado yo, porque nunca ha dejado de trabajar sin importar la edad, ni la cara, ni el peso, ni la estética. Y con mujeres es distinto.
A: Mucho.
G: Yo quiero trabajar de esto el resto de mi vida. Y sí, hay momentos que pienso qué tengo que hacer, si lo estoy haciendo bien o podría hacer más cosas. Yo, cuando tengo un personaje, intento trabajarlo mucho y dar lo mejor de mí. Ahora estoy estudiando francés, Intentando buscar repres fuera. Esa es mi energía más que procurarme una imagen.
- De hecho, usted trata de buscar personajes muy fuera de la norma, que exploran otras vías de hacer cine. ¿Se ha de explorar más ese tipo de cine?
-
G: Yo creo que sí. Cuando me llegó esa película, pensé, "¡oh, por fin!". No dudé en ningún momento. Hay gente que piensa que me he atrevido mucho, pero nunca he tenido miedo. Siempre he sido de tirarme a la piscina. Me preocupan otras cosas como saber si estará bien contada, si llegará, funcionará... Son cosas a las que pocas veces puedes adelantarte.
A: Sí, a mí me apetecía también hacer una propuesta un poco diferente. Yo vengo del documental, aunque he hecho muchos cortos de ficción, pero son registros diferentes. El documental es un proceso más de afuera hacia adentro y la ficción es más de adentro hacia afuera. Pero no hemos inventado nada. Pero si queríamos reivindicar un poco ese cine, llevar a los jóvenes al cine, y para los que no son tan jóvenes que puedan reflexionar un poco sobre las generaciones que vienen y qué responsabilidad tenemos o tienen ellos respecto a los jóvenes.
- Claro, pero no siempre es fácil. En Unicorns uno llega un punto si no sabe si los hijos son los desagradecidos o los padres han sido demasiado laxos o estrictos en según qué cosas.
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A: Bueno sí, hay padres que no saben ni lo que es un mail, pero hay ese proyecto de los padres. Esto es algo que se ve en la burguesía catalana, que tienen negocios o tienen estos proyectos, ¡pero son ellos quienes han decidido tener hijos!
G: No los hemos obligado.
P Entonces, debe haber también una cierta responsabilidad efectiva respecto a sus propios hijos. No es sólo llevarlos a la escuela y ver qué pasa. Por ahí, sí que me parece interesante encontrar ese doble público: uno joven, que pueda reconocerse, y otro algo mayor, que se reconozca de otro modo.
- Por último, en el fondo, ¿se nos presiona a todos un poco a ser unicornios?
-
G: Nunca es suficiente
A: Parece que tú debes convertirte en una actriz o yo en un director de cine y quizás sólo deberíamos ser Àlex y Greta. A veces, esta presión del capitalismo, de crear, de hacer algo, nos pierde un poco.
G: Y creo que lidiamos muy mal con el fracaso. Creo que el fracaso lo tenemos colocado en un sitio que debe recolocarse.
A: Y el éxito también. Y las redes sociales quizás lo amplifican, porque vivimos en una irrealidad que quizás no acaba de hacernos bien.
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