Fernando Tejero está dando un vuelco a su carrera. Le pese a quién le pese. Su voluntad es demostrar a todos aquellos que lo ven sólo como actor de comedia que él es actor, nada más. Sin encasillamientos.
En La fortaleza, “una comedia negra con toques de misterio” como él mismo lo define, su personaje tiene un lado muy oscuro. Él mismo decidió trabajar este parte del papel en una comedia donde se ven las miserias de unos hermanos para luchar por la herencia de su padre. Una herencia que se juegan en un macabro juego en el que Tejero ejerce de maestro de ceremonias.
Fortalezas y adversidades
El intérprete, en todo caso, quiso ir más allá. Él mismo revela a Crónica Directo, que vio claramente que su personaje tiene una historia detrás. Un pasado triste en el que tal vez no se ha podido expresar tal cual es. Algo que él mismo ha sufrido.
El andaluz habla con total sinceridad de todo ello, de los problemas que, a pesar de su fama, tiene para elegir papeles e historias que le apetecen contar. Por suerte, tiene el teatro, donde prepara una obra que, espera, pueda pasar por Barcelona tras su estreno.
- ¿Cómo definiría su personaje en ‘La fortaleza’? ¿Un maestro de ceremonias inquietante?
- Cuando yo me leo el guion, creo que este personaje da para hacer un viaje previo que abarque muchas cosas. Por la historia no se conoce mucho la personalidad de este hombre, quién es este, cómo llega ahí, más allá de conocer a Arturo Villaplana a través del ajedrez online. Yo quería que el público se haga preguntas sobre este tipo que es un poco oscuro. Entonces, yo lo trabajé pensando en las circunstancias previas y lo vi como un señor sexualmente reprimido. No se sabe por qué esta entrega hacía Villaplana a cambio simplemente de una amistad. Es un tipo con una represión muy grande, que se ha quedado incluso en otra época, por no dar un paso más adelante, por no querer mostrarse tal cual. Es un hombre cuya parcela de soledad ha quedado cubierta con Arturo Villaplana, y para agradecérselo intenta que se cumpla su última voluntad.
- Últimamente, lo vemos disfrutar más de mostrar ese lado oscuro de los personajes y de la humanidad en sus películas ¿Qué le está llevando por ese camino? Es ganas de salir de cierto encasillamiento de la comedia.
- Yo soy actor y hasta la comedia más comercial del mundo me la preparo como si fuera Hamlet. Es cierto que he luchado durante muchísimo para que no suceda este encasillamiento, porque en este país, absurdamente, cuando funcionas en algo, parece que no quieren verte en otro registro o contar otro tipo de historias. No depende de mí. Hay veces que uno no trabaja esperando que le lleguen las historias que uno quiere contar, pero yo tengo que comer y vivir y prefiero hacerlo en algo que me gusta antes de poner copas en un bar. Mi intención es seguir luchando por contar otro tipo de historias y luchar ante los prejuicios que se tienen hacia los actores de comedia o conocidas por ella.
- Es que está eso del actor de comedia es bastante común, ¿no?
- Es que yo no soy un actor de comedia, yo soy un actor. Pero curiosamente he hecho personajes dramáticos como Cinco metros cuadrados y se han visto muchísimo menos. Desgraciadamente, el poder mediático de la televisión pesa más. Y digo desgraciadamente porque lo ideal sería que el teatro y el cine fuesen igual de mediáticos que la televisión y eso no pasa. Lo cierto es que yo he hecho dos personajes en televisión tremendamente mediáticos y hay gente que no quiere ir más allá. Yo no me siento encasillado porque esto es una carrera de fondo y las cosas llegan cuando tienen que llegar. Yo sigo luchando por hacer cosas muy distintas y a mí lo que me gusta realmente es pegarme viajes tremendos con mis personajes. Ahora, afortunadamente, están llegando más personajes así. Ojalá yo me pudiese producir mis películas y mis series y decidir de esa manera hacer lo que me apetece, pero esto de momento solamente lo puedo hacer en el teatro. Por eso también hago televisión, porque eso me da la posibilidad de producir teatro y hacer teatro con quien me dé la gana y la función que me dé la gana. Yo confío mucho en que esto siga así, pero creo que los que están encasillados de mente, sobre todo, son algunos productores y directores de casting que piensan que porque uno haya más comedia que otra cosa no puede hacer unas personas que es dramático. Y, te puede gustar más o menos lo que hago, pero hasta ahora todo lo que he hecho en drama me ha funcionado muy bien. Por ejemplo, por Modelo 77 este año he estado nominado a un montón de premios, he tenido muy buenas críticas. Por eso, me atrevería a decir que incluso soy mejor actor dramático que de comedia.
- Uno piensa que con su trayectoria y puede hacer lo que quiera y me está diciendo que no, que cuesta. ¿Tan difícil es esta lucha? ¿No puede hacer lo que le gusta?
- Ojalá, pero en España pasa, se te encasilla como actor o actrices de comedia, cuando eso no existe, uno sólo es actor. Y, en cambio, no pasa con los actores dramáticos. Pero es que es así, es que en España pasa. Lo terrible es que a mí todavía me sigue pasando, que mi representante o yo mismo, porque a mí no se me caen los anillos por llamar a puertas a pedir trabajo, me postulo para cualquier personaje dramático y todavía seguir escuchando la pregunta de “¿Pero tú puedes hacer un drama?”. Eso es terrible. Sobre todo, porque yo me ocupo de hacer mi trabajo lo mejor posible y gente que también ocupa su trabajo debe saber ver más allá y que soy un actor, que he hecho dramas y que me ha salido muy bien. Es tan fácil como de preocuparte de hacer tu trabajo, porque yo estoy haciendo el mío.
- ¿Duele mucho? Porque tras esa lucha que ha narrado usted mismo sobresalir del armario, salir ahora del armario de la comedia parece una batalla que todavía dura. ¿No es agotador?
- La verdad es que sí. Sobre todo, por la impotencia. Que también hay directores y productores que apuestan por mí, ojo, pero, para mí desgracia, la mayoría tienen ese tipo de prejuicios. Y da mucha rabia, porque yo tengo muchísimo respeto por mi profesión, tengo muchísimos años de formación, yo creo que yo soy actor y puedo hacer lo que me echen, si me lo preparo bien, y otros no saben hacer bien su trabajo.
- Entonces, hablemos de eso que nos ha revelado, ¿en qué consiste?
- Yo vuelvo al teatro este año con una función que es un viaje brutal sobre la duda existencial, sobre las consecuencias que tiene no mostrarse ante el mundo, ante la sociedad como uno es, ese querer esconder su verdadera personalidad. Se llama Camino al zoo, es una función de Edward Albee y habla precisamente de la falta de comunicación, y lo que puede generar el no mostrarse uno mismo ante la vida tal cual es, que desgraciadamente pasa muchísimo. Vivimos en la apariencia, en qué pensará el de enfrente, en agradar al de enfrente. Esta obra está escrita hace muchísimos años, cuando aún no había redes sociales, pero hoy el mundo redes, desgraciadamente, está haciendo que eso incluso se agrave más. Porque al no poderse mostrar uno tal cual es, al final, uno explota y la peor manera, como una depresión y cosas realmente graves.
- Habla de ella con pasión.
- Estoy encantado porque es un viaje tremendo porque a mí me ha pasado. Mucho tiempo he estado sin poderme mostrar tal cual era, por el miedo al dedo acusador, por el miedo a esta sociedad ofensiva y represora. Y si las historias que contamos tanto en el teatro como en el cine pueden servir de altavoz para concienciar a la gente de cosas tan importantes como estas que repercuten muchísimo a la salud mental, bienvenido sea, porque de eso se trata. Yo intentaré contarlas. Yo sé que posiblemente siga haciendo comedias, donde la única pretensión es hacer reír, que también es un sentimiento. Lo que pasa, que si contamos historias que tenga encima un mensaje tan necesario, pues mejor que mejor, de eso se trata.
- Aludiendo al título de la película. ¿Es necesario una fortaleza para protegerse de todo esto, desde los encasillamientos a no sucumbir a la apariencia o a estos mensajes que ahora nos lanzan?
- Sin ninguna duda, y las redes sociales no ayudan, porque es como un escaparate donde siempre tienes que estar bien, mostrarte que eres un ser maravilloso, que eres feliz, que no te pasan cosas. Nos da mucho miedo de rascar en el interior de cada uno y mostrarnos tal cual somos. Yo creo que eso evitaría muchísimos conflictos. Seguramente viviríamos en una sociedad más sana, más limpia, menos prejuiciosa. Y yo siento que, de unos años para acá, estamos viviendo una regresión. La gente tiene miedo a mostrarse tal cual es por el miedo a la repercusión. Hablo de parcelas como la homosexualidad que, en nuestro país, que vamos de avanzados, todavía siguen matando a gente por su condición sexual, y en otras partes del mundo ni te digo. Ahora se tiene más miedo que nunca a hablar libremente sobre la ideología de uno, a expresar libremente, incluso, la orientación política. Es muy preocupante, porque yo creo que es fundamental la libertad de expresión y la comunicación