Nacho Palau se ha vuelto a sentar en el sofá de Toñi Moreno en Déjate querer como prometió. Fue antes de que se conociera la enfermedad que padece y el tema central fue el amor. Miguel Bosé fue el coprotagonista.
El valenciano ya dejó claro en Supervivientes que no le guarda rencor al cantante y que tras el reality tiene las cosas mucho más claras. “He sentido nostalgia de que le vaya bien. Quiero llamarle, quiero ir por los niños, me apetece verle y darle un abrazo", confesaba.
Abrazos, llamadas y amor
El escultor quiere dejar atrás los enfrentamientos que han tenido y que los ha llevado hasta los tribunales. "No quiero rollos. Le quiero mucho y echo de menos, la relación se acabó pero me gustaría, por nuestros hijos, vivir la vida con normalidad. Que estemos relajados, que llamen a papá Miguel cuando estén conmigo cuando les dé la gana, que haya cordialidad. Hacer lo que sea por mis cuatro hijos. Eso espero que lo haga él”, detalla.
Ambos estuvieron juntos 26 años y el cariño sigue ahí. No ha desaparecido de la noche a la mañana y se nota. “Me gustaría darle un abrazo, decirle ‘te quiero mucho y dejemos las imbecilidades’. Vivir y hacer todo por ellos. Él su vida y yo la mía pero querernos, respetarnos, contarnos... Le veo muy solo, nadie le dice nada, nadie le habla con libertad”, confiesa Palau.
Nueva pareja
¿En qué posición deja esto a la nueva pareja de Nacho, Cristian Vilella? "Es una persona que está conmigo desde hace un año, un ángel, un tío que me ha sabido llevar, que ha aguantado mucho. Le adoro, le quiero muchísimo y me espero durar muchísimos años más con él", responde el valenciano.
No se lo ha puesto fácil, reconoce. "He puesto muchos peros, barreras y escudos a una persona que sé que me adoraba y me quería, me ha ayudado en el peor momento con mi madre enferma, sin poder estar con mis hijos, con una situación laboral nefasta… Cuando aparece Cristian todo se comparte, me apoya cuando lloro y me dice 'no te preocupes'", se derrite el escultor al hablar de su amado.