Amantes de la crema catalana: Estos son los sitios donde disfrutarla en Barcelona
Este delicioso postre lo crearon, casi por casualidad, unas religiosas en el siglo XVIII
14 diciembre, 2023 16:13Es uno de los postres por antonomasia del recetario catalán, la crema catalana. Una suerte de crema pastelera o natilla cuyo secreto está en su superficie quemada y que da lugar a esa deliciosa costra que se hace con azúcar caramelizado. Como otras muchas maravillas de la gastronomía, su origen fue casi por casualidad, cuando en el siglo XVIII unas religiosas decidieron hacer un flan para agasajar a un obispo. Sin embargo, no quedó del todo bien cuajado por dentro porque decidieron presentarlo tal cual en la mesa.
Un dulce que se escapa más allá de las fronteras y que tiene otros primos hermanos en la cocina. Es el caso de la crème brûlée en Francia, el creme caramelo que se hace en las casas de Portugal o variedades muy similares de postres que también se elaboran en la Toscana italiana o en Alemania e Inglaterra. Una receta que, o bien se prepara en casa o bien se disfruta en los mejores restaurantes y pastelerías (en este caso de Barcelona), que sobre todo se asocia a la festividad de San José.
Granja Dulcinea
Acercarse hasta la Granja Dulcinea no es solo ir a probar algunas de las mejores cremas catalanas que se pueden degustar en Barcelona. Es acercarse hasta una de las chocolaterías emblemáticas de la ciudad y que todo el mundo conoce, sobre todo por esa repostería tradicional que le ha dado una fama incluso internacional.
En lo que se refiere a la crema catalana, la confianza en su receta es plena ya que llevan desde el año 1941 preparando este postre típico desde que Juan Mach y Elvira Farrás abrieron el establecimiento. En su caso, su elaboración parte de una singularidad que es lo que le da el secreto y que hace que repitan tanto los clientes fieles: su crema catalana es algo más espesa de lo normal y lleva una fina capa de azúcar por encima para que no esté demasiado dulzona. Si uno quiere probarla ya sabe, Granja Dulcinea en la calle Petritxol número 2.
Granja Viader
Otro lugar clásico para probar este postre típico del Día del Padre es la Granja Viader. Para quien no lo sepa, en este local, ubicado en la calle Xucla, es donde nació otro dulce muy conocido como es el Cacaolat. Pero, volviendo a la crema catalana, uno debe acercarse a este establecimiento que atesora más de 150 años de historia para deleitarse con una receta que se ha mantenido en secreto durante décadas en la familia.
Precisamente, son ahora la cuarta y quinta generación las que están al frente de Granja Viader y son ellas las que preparan este dulce que sigue la receta de la abuela Matilde, la primera generación que llevó el negocio junto con Marc Viader. ¿Su sello inconfundible? Una crema catalana con una textura y un sabor únicos que hacen que al probarla uno sepa que está en el lugar preciso.
La Pastisseria
Última parada en esta deliciosa ruta para encontrar algunas de las mejores cremas catalanas que se hacen en la Ciudad Condal. Un recorrido donde no podía faltar La Pastisseria que, en el año 2011, se alzó con el premio a la mejor pastelería del mundo.
Por lo tanto, es un pecado no probar una de sus especialidades (algunas de ellas dignas de colección de museo por lo artístico de su presentación), pero sobre todo su postre fetiche: la crema catalana. Un dulce típico que también uno encontrará en un amplio catálogo de bollería rellena con esta misma delicia. Una pastelería de autor que cuenta con dos localizaciones: en Aragó 228 y en vía Augusta 166.
La Receta que puedes preparar también en tu casa
Pero si uno quiere animarse a hacerla en casa estos son los ingredientes y pasos necesarios para elaborarla: leche, yema de huevo, azúcar, maicena, un par de cortezas (una de limón y otra de naranja) y canela en rama. Con todo sobre la mesa, lo primero es separar las yemas de las claras de los huevos y poner a calentar en una olla la leche con la canela y las dos cortezas.
Mientras esto se va haciendo, en un bol se mezcla bien el azúcar y la maicena para, posteriormente, añadir las yemas batidas. Con la ayuda de unas varillas se une todo en una masa sin grumos. Si uno echa un vistazo a la leche y ya ve que rompe a hervir es el momento de verter la mezcla de yemas, azúcar y maicena para, después, colarlo todo. Los últimos pasos son remover a fuego medio para que no se pegue y servir en pequeños recipientes individuales. Se deja enfriar, se añade algo de azúcar por encima y es el turno del toque final: quemar la parte superior con un soplete hasta que el azúcar se caramelice.