Sitges tiene todos los calificativos que uno quiera: gayfriendly, la ciudad más pija de la costa de Barcelona, la ideal para jubilarse, la capital del carnaval en Cataluña, el epicentro europeo del cine fantástico y de terror… Todo cabe.
Los atractivos de esta localidad barcelonesa son tantos que cada año recibe millones de visitas. Especialmente en verano y por el Festival de Sitges. La gente viene por las playas, el ambiente respetuoso y agradable de su gente, el buen clima, su skyline, las películas que pasan en el certamen cinematográfico y, obviamente, por su gastronomía.
La gastronomía de Sitges
Sitges es una ciudad abierta al turismo, por eso la variedad de restaurantes y bares que tiene van desde la cocina catalana a la más exótica que se puede encontrar. Todo a unos precios muy variados. Pero claro, si uno va al festival de cine, a pasar el día o un fin de semana, quiere algo que cumpla eso de las tres B: que esté bueno, que sea en un lugar bonito y, sobre todo, que sea barato.
Los lugares de playa siempre pecan de tener restaurantes un poco más caros de la: media, pero siempre hay excepciones. Los locales no se dejan estafar y, si uno quiere ir a Sitges, comer unas buenas tapas y sentirse uno más del pueblo tiene un lugar donde ir: L’aixeta.
El mejor bar de tapas
Este restaurante, en TripAdvisor como uno de los mejores locales donde comer en la ciudad, se presenta de forma sencilla, como “un bar de tapas donde poder disfrutar de una amplia variedad de tapas y platos” y que invita a sus comensales a disfrutar de una experiencia gastronómica fresca y desenfadada.
Los responsables del restaurante destacan su enfoque en una cocina casera, donde cada plato es elaborado “con cariño” y con los ingredientes más frescos del mercado. Su propuesta abarca una amplia variedad de tapas tradicionales y creativas, platos de pescados, carnes y arroces que prometen una explosión de sabores mediterráneos.
Qué comer
Entre las tapas más populares destacan las croquetas de rabo de toro, el timbal de huevos rotos con jamón o setas y foie, las tradicionales patatas bravas con una salsa especial que enamora y los caracoles guisados. Las opciones de mar tampoco se quedan atrás, con la pata de pulpo a la plancha sobre parmentier de yuca, las gambas alistadas a la sal y los calamares a la andaluza como protagonistas.
Para quienes prefieren los arroces, L'aixeta ofrece delicias como el arroz meloso de rabo de toro y alcachofas, el arroz caldoso de carabineros o la tradicional paella marinera. No faltan las carnes de alta calidad, como el chuletón de vaca frisona o el t-bone de gallega, así como pescados frescos como el rodaballo salvaje con crema de chirivía y alioli de ajo negro.
Además, el restaurante también ofrece platos sugeridos por el chef, como el steak tartar de vaca retinta o el ceviche de lubina con mango. Para cerrar la experiencia, los postres, como el brownie irlandés o la tarta de queso con coulis de higos, son el broche final perfecto.
L'aixeta no solo se destaca por la calidad de sus platos, sino también por un ambiente acogedor y familiar, donde cada visita invita a repetir y descubrir nuevas propuestas del menú. Claro que también se puede optar por comer un buen bocadillo. Al menos, eso dicen las reseñas que aparecen en TripAdvisor: "Hacen los mejores bocadillos de bacon con queso que he probado en mi vida". En definitiva, hay opciones para todo el mundo.
Dónde está
Y para quienes piense que este lugar puede estar atestado de gente en el centro de Sitges, puede ir tranquilo. Tiene mucha clientela, sí, pero no está en pleno bullicio. Uno puede sentarse tranquilamente en la terraza y no sentirse acosado por el turismo.
Se encuentra en la Avenida Vilafranca, la calle que baja desde la estación de Renfe hasta el centro y que se vuelve peatonal. Por tanto, no es una zona del estilo de la famosa calle del Pecado y está apenas se llega a la ciudad.
Cómo llegar
Dicho esto, una de las maneras más sencillas de llegar a L’aixeta de Sitges es en tren. La línea R2 Sud de Rodalies llega en media hora o 35 minutos desde Barcelona. Sólo hay que salir de la estación, ir hacia la izquierda y en cinco minutos uno da con la avenida Vilafranca y a cuatro pasos con el bar.
La otra opción es ir en coche. Se puede ir por la autopista C-32, también conocida como los túneles de Sitges o si uno prefiere no pagar el peaje hacerlo por las llamadas Costas del Garraf, la C-31, una vía con grandes vistas al Mediterráneo y bastantes curvas. Por la primera se tarda 20 minutos, por la segunda unos 40.