Cuando se habla de Cataluña, lo primero que suele venir a la mente es la vibrante ciudad de Barcelona o las espectaculares playas de la Costa Brava. Pero, evidentemente, hay muchos más rincones a conocer. No se trata de Girona ni Tarragona, este texto no tiene trampa. Se trata de una zona poco explorada por los turistas peri que ya ha captado la atención de la prestigiosa guía de viajes Lonely Planet.

Esta publicación señala que hay un rincón poco conocido que se ha consolidado como el destino perfecto para una escapada otoñal: La Garrotxa. Los atractivos son varios, desde los famosos pueblos de Castellfollit de la Roca y Besalú, a la arquitectura modernista que se esconde en Olot, la naturaleza de la Fageda d’en Jordà o las menos conocidas piscinas naturales, cascadas e incluso un sendero de bandoleros que se mantiene casi intacto.

Olot y el modernismo

Empezamos por el corazón de esta zona volcánica, su capital Olot. Allí, más allá de su gastronomía, su iglesia y su gente, se esconde la Casa Solà y Morales, un edificio del siglo XVIII, cuya reforma corrió a cargo del genio modernista Domènech i Montaner.

El edificio está formado por una planta baja y tres pisos superpuestos. En el piso que da a la calle, dos grandes puertas de arco rebajado a cada lado dan la bienvenida al visitante con una puerta de acceso. Su decoración al entrar recuerda a aquellos bajos que había en la casa Lleó Morera y que ya no existen.

Casa Solà Morales PATRIMONI DE LA GARROTXA

Desde allí se aprecia la presencia de un sótano y a un pequeño altillo. En el primero destaca una increíble reja de hierro forjado con una decoración floral, un símbolo del modernismo que quería conjugar en comunión urbanismo y naturaleza. En el altillo, dos imponentes culturas de estilo jónico dividen el espacio. En ambos pilares, lucen dos esculturas femeninas creadas por Eusebi Arnau.

El primer piso destaca por un balcón cerrado e individual y a su lado aparece otro balcón central más amplio con tres salidas. Pero si por algo destaca su exterior es por su imponente tribuna, con grandes cristaleras separadas entre ellas por columnas decoradas de elementos naturales.

En el segundo piso, los balcones son individuales. Pero si algo destaca es que desde el sótano y hasta la tercera planta, la fachada delicadamente esgrafiadas de estilo barroco rococó que reproducen los existentes del siglo XVIII, pero en este caso, dibujados con guirnaldas animales y florales. 

Por último, el tercer piso es una tremenda galería abierta, apuntalada por falsos arcos, pero esta vez sujetos por unas columnas de estilo corintio que simulan aguantar la cornisa del edificio.

Castellfollit de la Roca

Pero La Garrotxa va mucho más allá de Olot. Uno de los pueblos más emblemáticos es Castellfollit de la Roca, un lugar que desafía la gravedad. Este pequeño municipio está asentado sobre un impresionante acantilado de basalto que parece emerger de la tierra volcánica, después de que los ríos de lava le dieran forma hace ya más de 200.000 años.

Este municipio sorprende por su ubicación privilegiada, no apta para aquellos a los que no les gustan las alturas. Un mirador natural donde sus habitantes viven en lo alto de un acantilado de unos 50 metros y donde uno puede contemplar toda la inmensidad de los valles de los ríos Fluvià y Toronell. Por si fuera poco, este pueblo marca el inicio de una zona de gran belleza natural como es el singular Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa.

Castellfollit de la Roca TURISME GARROTXA

Los que no tengan miedo de mirar para abajo descubrirán en Castellfollit de la Roca toda una sorpresa, ya que se encuentra justo encima de un impresionante risco basáltico donde las casas parecen sostenerse por arte de magia, al mismo tiempo que se precipitan casi al vacío. Una imagen que bien merece la pena inmortalizar en una fotografía donde sobresale (más alto todavía) el campanario de la iglesia de Sant Salvador, del siglo XIII. 

Esa atalaya impresionante que es el acantilado, que sirve de tierra firme para el municipio, no es ni más ni menos que basalto fruto de la erosión de los ríos con restos de lava de antiguas erupciones volcánicas de hace miles de años. Precisamente esta piedra, que también fue usada por Antoni Gaudí para construir las columnas del Park Güell, es la misma que hoy se puede ver en muchas de las calles y rincones que dan a este pueblo su aspecto medieval. Es el caso de la plaza de Josep Pla, que bien merece una visita por ser todo un mirador natural. 

Besalú

Mención especial merece Besalú, un espectacular rincón de la Garrotxa que siempre aparece en los listados de pueblos más bonitos de España. Su icónico puente románico sobre el río Fluvià es una de las imágenes más fotografiadas de la comarca, pero lo que más fascina de Besalú es su conjunto histórico. 

Sus callejuelas empedradas, las plazas llenas de encanto y el barrio judío, con su famoso mikvé (baño ritual judío), son solo algunas de las joyas que ofrece este lugar. Durante el otoño, Besalú se viste de colores cálidos, creando una atmósfera mágica que hace aún más especial la visita.

Naturaleza de escándalo

Pero sin duda, si algo destaca de la rica zona es su naturaleza. La mítica y popular Fageda d'en Jordà es uno de los espacios naturales más espectaculares de la región. Este hayedo es especialmente hermoso en otoño, cuando sus hojas se tornan de tonos dorados y ocres

Recorrer sus senderos, a pie o en bicicleta, permite disfrutar de un paisaje sereno y envolvente, donde el silencio y la calma de la naturaleza invitan a la desconexión total. No es de extrañar que este bosque sea uno de los destinos favoritos de los amantes del senderismo y la fotografía.

Sant Joan les Fonts, otro de los pueblos que no se deben dejar de visitar en La Garrotxa, destaca por su entorno natural y su patrimonio histórico. Aquí, los visitantes pueden explorar las impresionantes formaciones geológicas y el monasterio románico de Sant Joan. 

La ruta de las tres coladas de lava es una de las actividades más recomendadas para los que disfrutan de la geología y las formaciones volcánicas. Las vistas panorámicas de este paraje son espectaculares, especialmente durante los meses de otoño, cuando los paisajes adquieren un colorido especial.

Gorg del molí dels murris | EXPERIENCIA RURAL

Otro rincón idílico es el salto de la riera de Cogolls. Esta arroyo forma una cascada impresionante que se une antes de tocar el suelo con las aguas subterráneas, ricas en bicarbonato cálcico disuelto. Así se forman travertinos que dan al lugar un aspecto antiguo mientras se observa la petrificación de las plantas.  Abajo, está la poza donde se puede nadar e incluso pasar por debajo del salto y disfrutar de estas aguas. El exotismo es tal que se tiene la sensación de estar en un rincón del paraíso.

Aunque para arroyos los que corren por la Mina dels Bandolers. Una formación rocosa completamente estrecha, donde muchos ladrones se escondían para atracar a los carros y carruajes que cruzaban las montañas de La Garrotxa. Pero se podría seguir con la ermita escondida que se encuentra dentro de un cráter de un volcán dormido desde hace siglos. Los encantos no se acaban.