Antonio de la Torre es uno de los mejores actores del cine español. Tiene dos Goyas en su haber y una lista de películas a sus espaldas que da vértigo. A cada cual de mayor calidad. Tal vez porque se arremanga como el que más.

Para la última película de Pilar Palomero, Los destellos. Perdió 20 kilos, se puso prótesis en las piernas para no moverlas y, antes de rodar, se iba a correr, para adoptar la respiración de Ramón. “Nadie me lo pidió, sino que yo consideraba que era imprescindible para que yo pudiera entender la energía y el habla del personaje”, confiesa. 

Por suerte, rodar con Pilar Palomero le fue muy fácil, asevera. “Me concentraron mis jornadas de trabajo en pocos días”, recuerda. Y no sólo eso, le permitieron no juntarse con el resto del equipo, sobre todo, porque el resto comía y él tenía que mantener su piso, bromea en conversación con Crónica Global. Todo fue relativamente fácil.

Se notaba que era un rodaje de mujeres”, asevera con cautela. Lo dice “en el buen sentido, porque estaba dirigido por una mujer, y casi todas las jefas de equipo eran mujeres. Entonces se nota en el cuidado, en la calma. Y eso se nota también cuando la ves”, sostiene.

Entrevista a Antonio de la Torre GALA ESPÍN Barcelona

Lo dice por experiencia. “Ya me pasaba con mujeres directoras, con las que tuve la suerte de trabajar en los comienzos de mi carrera como Icíar Bollaín, Ángeles González-Sinde, Chus Gutiérrez... Tienen una sensibilidad, otra manera de dirigirte a ti, de cuidarte, son menos brutas a la hora de darte una indicación o de manejar un conflicto”, se extiende. 

Es esa energía, esa sensibilidad, esa empatía”, sigue sin detenerse. Y es que realmente siente que hay algo diferente. “Y de hecho, ya que estamos aquí en Barcelona, hay como una escuela de cine, la ESCAC, que es la hostia”, reconoce. “De allí han salido de Belén Funes, Neus Ballús, Carla Simón, Mar Coll… Aquí en Barcelona hay una cantera de talento femenino”, enumera exaltado.

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Es entonces cuando, en conversación con Crónica Global, este malagueño de pro empieza a hablar en catalán. “Cuando puedo, hablo un poco catalán con el sueño de que un día me llamen y me ofrezcan alguna cosa. Me encantaría”.

Posibilidades no le faltan. Tiene un catalán envidiable que ha sacado de “todas las veces que he venido y trabajado aquí. Siempre estoy con las orejas y los ojos abiertos. Presto mucha atención a todo lo que la gente habla”, revela. 

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En Los destellos no se le escucha hablarlo, sólo se ven los paisajes de Tortosa, Gandesa y Horta de Sant Joan, pueblo que inspiró a Picasso. Pero, bueno, ya está lanzado el mensaje para las directoras y realizadoras catalanas. Genio y figura.

Más allá de las bromas, halagos y mensajes lanzados, su papel en Los destellos no es fácil. Él es Ramón, un enfermo que siente la muerte próxima. Le cuesta afrontarla pero, por suerte, tiene una hija, Madalen (Marina Guerola), que le ayuda en estos últimos días. Ella y su expareja, Isabel (Patricia López Arnaiz), que a pesar de su recelo inicial, se compromete a ayudar a su hija en los cuidados de Ramón.

Entrevista a Antonio de la Torre GALA ESPÍN Barcelona

A pesar de todo, y como recalca el protagonista de la cinta, “los destellos es una película sobre la vida, no sobre la muerte”. Una idea que sostiene también su directora. “El motor de la película es cómo a vivir una muerte cercana, la vida te coloca en otro sitio”, recalca la cineasta. “Todo eso que te parecía enorme, de repente, vuelve al tamaño que realmente tiene”, prosigue. Habla de “ser conscientes del presente, que es la única certeza que tenemos, estamos aquí ahora mismo”.

Estas palabras que podría sonar a tópico happy flower se convierte gracias a la cámara y sensibilidad de Palomero en un film tan duro como sensible. “La película está contada desde el punto de vista de Isabel, para intentar transmitir a quien vea la película la lejanía que ella siente respecto a Ramón al principio y cómo, poco a poco, esa distancia se va cortando hasta que ya están juntos y vuelven a habitar el mismo espacio emocional y físico”.

Entrevista a Antonio de la Torre GALA ESPÍN Barcelona

No le es fácil. En primer lugar, porque “su historia de amor se acabó, no por nada traumático o extraordinario, pero ella ya tiene nueva pareja y, cómo dice, cuidar a Ramón es un marrón”. Porque la película es sincera. El personaje interpretado por López Arrainz no está cómoda con la situación, no le es fácil. Como no lo es en la vida. Una sinceridad que pocas veces se ve en el cine.

“Lo importante es poder llevar al espectador a ser partícipe de la transformación que viven los personajes, que no tiene que ver únicamente con la muerte y con la vida, sino también de qué manera estamos presentes en la vida”, subraya. Porque los personajes podrían haberse negado la ayuda, pero al final “se cuidan todos entre todos y se respira amor, pero también porque es una decisión que ellos toman”.

Pilar Palomero y Antonio de la Torre GALA ESPÍN Barcelona

De allí el nombre de la película, Los destellos, unos halos de luz que hacen referencia a esas chispas de vida, a esos detalles que hacen la vida más fácil, más agradable y que invitan a disfrutarla. “Obviamente, la experiencia de verla va a variar muchísimo, depende de la edad que tengas”, revela Palomero. “Cuando tengas una edad, unas vivencias, en la trayectoria de tu vida y has perdido seres queridos, la película llegará de una manera distinta que a alguien joven”, matiza. “Aun así se puede ver a partir de los siete años”, defiende.

La frase llega después de que Antonio de la Torre tuviera dudas. Pero he aquí la pregunta ¿no vivimos de espaldas a la muerte? ¿No aborda y pone de manifiesto esto? Hay una frase que dice el doctor Pablo Iglesias, quien ayudó al actor en meterse en el personaje y saber qué siente una persona que está cercana a la muerte que usa el malagueño para responder. "El hecho de la muerte es lo que hace que la vida sea interesante". 

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