Casa Gomis

Casa Gomis YOLANDA CARDO

Creación

Casa Gomis, una joya arquitectónica en peligro de extinción

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La despersonalización urbanística no atiende solo ese perverso efecto por el que los centros de las grandes ciudades se están mimetizando. A nadie le pasa desapercibido como las calles más comerciales de las urbes europeas, ya sea Barcelona, Londres, París, Bruselas, Madrid, Roma o Lisboa, concentran escaparates de las mismas marcas.

La pérdida de identidad también expande sus tentáculos hacia las periferias, transformando los territorios en paisajes igualmente consumibles. Da igual que sean reservas naturales o que posean un gran valor patrimonial, si existen intereses económicos poderosos, también serán transformados.

Casa Gomis es una de las principales sedes de la bienal de arte Manifesta 15

Casa Gomis es una de las principales sedes de la bienal de arte Manifesta 15 YOLANDA CARDO

La Ricarda 

En Casa Gomis, una magnífica villa de estilo racionalista, confluyen ambas circunstancias. Por un lado, el inmueble en sí está catalogado como Bien Cultural de Interés Nacional; por otro, se alza en el corazón de La Ricarda, un enclave protegido que se extiende junto al litoral mediterráneo, a escasos metros del aeropuerto de Barcelona. Y aquí surge el conflicto.

La polémica expansión del aeropuerto de El Prat amenaza su futuro y el del privilegiado paraje que la acoge, la delicada reserva natural del delta del Llobregat, Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), incluida en la Red Natura 2000.

Progreso, naturaleza y patrimonio

Durante siglos, los humedales fueron el paisaje dominante de este territorio colindante con el área metropolitana de la capital catalana. Eran terrenos insalubres, sin apenas población. El paso del tiempo y la mano del hombre los han ido transformando hasta tal punto que las tres grandes infraestructuras que han condicionado el desarrollo económico y territorial de la región –el aeropuerto, el polígono industrial de la Zona Franca y el puerto de Barcelona (el mayor del país)– se encuentran aquí, en la desembocadura del Llobregat.

Los factores estresantes no acaban aquí. El cambio climático, la urbanización del suelo y la agroindustria también amenazan la supervivencia de este ecosistema diverso de gran valor medioambiental.

Casa Gomis, también conocida como La Ricarda, se encuentra a escasos metros del aeropuerto de Barcelona

Casa Gomis, también conocida como La Ricarda, se encuentra a escasos metros del aeropuerto de Barcelona YOLANDA CARDO

La mano de Barcelona

Sostiene Sergio Pardo López, primer mediador creativo de Manifesta 15, en el libro Barcelona más allá de las murallas, editado a propósito de la bienal, que “el destino del delta del Llobregat es indicativo de la situación que Barcelona ha creado para sí misma, ya que ha permitido el deterioro de espacios naturales para facilitar la expansión de la huella urbana de la región metropolitana”.

Por todo ello urge reflexionar sobre las numerosas tensiones provocadas por la apropiación y la explotación desmedida de la naturaleza y sus recursos en un mundo en el que todos los sistemas, naturales, socioculturales y económicos están fuertemente ligados. ¿Es posible conciliar, equilibrar tantos intereses? Estamos ante una controversia extremadamente compleja y de difícil solución.

Detalle de uno de los pasillos de La Ricarda

Detalle de uno de los pasillos de La Ricarda YOLANDA CARDO

Una vivienda integrada en el entorno

Este conflicto de intereses es un fenómeno global que necesita soluciones globales, originales y proporcionadas que no tensionen los territoritos, que armonicen el desarrollo con la identidad y la protección territorial.

Por su ubicación, Casa Gomis, también conocida como La Ricarda, se alza como el epicentro simbólico de un apremiante debate sobre la búsqueda de futuros posibles. Pero no se trata solo de crecimiento sostenible, arquitectura y medioambiente, se trata además de preservar nuestra memoria cultural.

Armonía con el entorno

Construida entre 1949 y 1963 por el arquitecto Antoni Bonet Castellana para el matrimonio Gomis-Bertrand, esta vivienda familiar edificada en medio de un pinar frente al mar y próxima a la laguna de La Ricarda es una obra maestra del racionalismo catalán. La influencia del paisaje mediterráneo fue decisiva en una obra dilatada en el tiempo y fraguada gracias a una incesante correspondencia epistolar entre los propietarios y Bonet, que por aquel entonces residía en Argentina.

Tras un cambio de proyecto, para ajustarse a las precisas especificaciones de Ricardo Gomis y su esposa, Inés Bertrand, la casa se concibió en perfecta armonía con el entorno. Se proyectó en una sola planta, con una sola altura y atendiendo a una yuxtaposición de módulos conectados entre sí, rematados por bóvedas catalanas.

En Casa Gomis se celebraban encuentros del Club 49

En Casa Gomis se celebraban encuentros del Club 49 YOLANDA CARDO

Cada zona, aunque interconectada, es absolutamente independiente. Por ejemplo, se diseñó una zona de servicios, otra específica para los niños con sus habitaciones y su propio patio para juegos, las estancias de los padres y un espacio principal donde se celebraban conciertos y reuniones, el alma de la casa. 

Refugio de la vanguardia intelectual

Porque Casa Gomis no era solo el lugar de esparcimiento familiar para el verano y los fines de semana. Durante varios años fue un punto de encuentro de artistas e intelectuales en la Barcelona de posguerra. 

El empresario Ricardo Gomis era un gran melómano y un miembro destacado del célebre Club 49, una asociación surgida a finales de la década de 1940 para recuperar el impulso artístico y cultural de una Barcelona que ansiaba respirar más allá del restrictivo panorama institucional de la dictadura franquista. Aquí se celebraban recitales, conciertos, representaciones teatrales, espectáculos de danza o encuentros culturales. Cualquier manifestación artística era posible en este espacio luminoso, apacible y acogedor. El escenario perfecto para estimular el arte.

La vivienda fue proyectada por el arquitecto Antoni Bonet

La vivienda fue proyectada por el arquitecto Antoni Bonet YOLANDA CARDO

Joan Brossa, Josep Maria Mestres, Joan Miró, Antoni Tàpies, Joan Prats, John Cage y Merce Cunningham solían frecuentar las veladas artístico-culturales de La Ricarda. Hoy sería inconcebible disfrutar de un concierto, un recital de poesía o de una obra teatral debido al incesante ruido provocado por la actividad del aeropuerto. Nos cuentan que ni siquiera es posible mantener una conversación en determinadas franjas horarias. El constante rugido de los aviones que la sobrevuelan pronostica un futuro incierto.