Adnos, la excelencia vitivinícola de Requena
La variedad Bobal es la estrella de la denominación de origen Utiel-Requena, con viñas viejas que se miman como un patrimonio que se debe proteger
6 junio, 2021 00:00"En el año 1269, un musulmán que había viajado a Jerez de la Frontera, sabía de la fabricación de vinos e hizo una cooperativa, con distintos sistemas de regadío, que fueron revolucionarios en el Reino de Valencia". Estas notas extraídas de wikipedia nos sirven para introducir la conexión histórica y geográfica de Requena con la viticultura, aunque parece que fuera incluso muy anterior y que los distintos pueblos que se sucedieron en el altiplano tuvieron contacto con el vino, desde los íberos hasta la modernidad, pasando por los romanos y musulmanes (se acreditan 2.700 años de dedicación al vino).
Pero más allá de esas excursiones arqueológicas, el impulso moderno de la viticultura en la región hay que fijarlo a mediados del siglo XIX, cuando la viña sustituyo definitivamente a la morera, que había abastecido a la industria téxtil de la seda. Y es en este momento, en 1851 concretamente, que esa tierra de frontera que había pertenecido al Reino de Castilla por derecho de (re)conquista --Alfonso X la toma en 1258-- pasa a formar parte del Reino de Valencia: había que dar salida a la gran producción vitivinícola de la comarca que tendría Francia como destino, a través del cercano puerto de Valencia.
Así pues, el mercado afianzaría esa geografía natural de conexión del interior con el mar y la creciente demanda de vino (Francia entraria en shock por la filoxera) establecería definitivamente el vínculo histórico de la región con los mapas globales de la enología moderna. El impulso del vino se confirma con la instalación de la reconocida Estación Enológica (1910) que, dirigida por Rafael Janini, establecería las líneas de desarrollo de la industria contemporánea, a la que sigue la estela la escuela de enología de 1961.
Proteger la viña vieja
Es un camino de éxito histórico de orígenes remotos que se confirma en el XIX y que sigue su senda sin interrupciones mayores. Prueba de ello es la estabilidad demográfica (creciente si cabe) de una población dedicada a la viticultura casi en exclusiva, tanto en Requena como en los pueblos colindantes. Altualmente, Requena es el municipio con mayor superficie de viñedo, y la Denominación de Origen Utiel-Requena produce una media de 150 millones de litros.
La variedad Bobal es la estrella de la Denominación de Origen, ya que supone un 67% de la producción. De las 21.876 hectáreas que hay plantadas de esta uva, el 47% son viñedos antiguos, con más de 40 años. El clima y el suelo de esta pequeña meseta de 1.800 kilómetros cuadrados entre 600 y 900 metros de altitud es el lugar de desarrollo óptimo de esta casta de vid. Se considera que muestra preferencia por las tierras altas, con veranos cortos y secos. Dícese también de la Bobal que fuere una variedad históricamente usada para fortalecer otros vinos, y que su comercio entre graneles le había relegado a una inmerecida invisibilidad. Como tantas otras variedades autóctonas levantinas de gran potencial enológico, su buen comportamiento vegetal le daría durante décadas un papel importante pero secundario. Y tuvo que hacerse un camino de introspección para descubrir capacidades escondidas tras el elevado rendimiento: y así es como la viticultura precisa, la que busca el equilibrio, unida a la exelente aclimatación de la planta, dio paso a monovarietales que están deslumbrando al mundo y muestran un potencial expresivo que entrega frescura y profundidad en una unión feliz y de extrema nitidez.
Es el caso de Adnos (probamos el 2014 y nos impresionó precisamente por su frescura). Nos acercábamos al vino con interés por la noticia de Peñín y sus 92 puntos, pero sin más referencias; aunque la memoria que atesorábamos con respecto a la Bobal era de fruta, de exhuberancia juvenil, de frutos rojos y negros en versión expansiva y frugal, carnosa, generosa pero de relativa complejidad. ¡Habíamos probado poco! Adnos es profundidad, mineralidad, frescura, y la estructura, la esencialidad que le aleja de la fase fruta: es como si la planta fuese sólo el canal vegetal adaptado al medio que, con la edad consiguiera liberarse de rasgos específicos y deviniera transmisor directo de suelos.
Y ahí la historia es importante, porque la variedad cumplió con la función productiva, durante siglos; y cunado quisimos acercarnos al suelo, en búsqueda de esencias de equilibrio, para dar cuentas de ese lugar a través del vino, las plantas estaban ahí para entregarlo. Es bonito escuchar de boca del presidente de Coviñas, José Miguel Medina, sus explicaciones: "Tenemos claro que disponemos del mayor patrimonio enológico del mundo, la viña vieja, que debemos proteger y cuidar al máximo, porque nos permiten elaborar vinos como Adnos que es un regalo para el paladar”. Porque es así. Sólo la viña vieja nos ofrece ese salto cualitativo que hace del vino un transmisor de paisajes indiscutible. La frescura, la profundidad y el equilibrio de esta Bobal nos incitan a viajar a Requena y a comprender y a empatizar con esta historia y, en ese lapso, nos la acercan en una botella.
Joyas vitivinícolas
Coviñas es en estos momentos un importante motor económico para la comarca. Sus más 16 millones de botellas vendidas a más de 30 países llevan la marca de la DOP Utiel Requena por todo el mundo. Y su bandera son las 3.000 familias que forman un grupo nacido en 1965 y que unió a 10 cooperativas de la comarca en un camino esforzado y colectivo hacia el éxito. Porque fue ese el modelo que ofreció estabilidad y capacidad para atender las oportunidades comerciales que se presentaron en la España del Desarrollo y de la exportación contemporánea, con marca propia y unida a la calidad. Y esa unión fue la que dio continuidad y la que hoy está preparada para ofrecer joyas vitivinícolas como Adnos.
Pero, ¿cuál es la impresión que invade a quien se acerca a Adnos? Porque de la Bobal esperaríamos frutas negras y carnosidad... y, sin embargo, encontramos profundidad y expresiones de mineralidad que la trascienden, enigmas escondidos en la frescura del suelo de roca y balsámicos... aunque en el fondo preferimos que sea el errante explorador quien bucee y descubra sus propios mensajes: el embalaje contiene topografías frágiles que requieren de afectos.
En tiempos de búsqueda de valor el enoturismo gana adeptos por tantas razones como las expuestas y muchas que aún desconocemos, y en esta comarca del inmediato interior valenciano se pone el acento en la variedad que la identifica. Tierra de Bobal es la marca que une a 9 municipios y a 37 aldeas para fijar objetivos comunes de desarrollo sostenible de valor.
Un plan de desarrollo integrador de los valores de la zona en torno al vino y al patrimonio histórico y medioambiental llamado Tierra Bobal que está situada en la lista indicativa, optando a la calificación de Patrimonio Mudial de la UNESCO.
Precio (en tienda): 15 euros
Taula de Vi de Sant Benet: Oriol Pérez de Tudela y Marc Lecha