Los hijos de José Manuel Lara Bosch en una de las entregas de los Premios Planeta, cuyo núcleo accionarial ha resuelto un problema familiar / EE

Los hijos de José Manuel Lara Bosch en una de las entregas de los Premios Planeta, cuyo núcleo accionarial ha resuelto un problema familiar / EE

Business

Planeta: cuatro accionistas y el quinto familiar

La mayoría del cuerpo accionarial de la compañía respalda sin fisuras al presidente

25 marzo, 2018 00:00

En el Grupo Planeta hay cuatro bloques accionariales, con gran protagonismo en la crisis que vive en estos momentos el conglomerado editorial. Corresponden a los hijos del legendario fundador de la dinastía, José Manuel Lara Hernández. Se trata de dos mujeres, Inés y María Isabel (Maribel) Lara Bosch, aún vivas, con un 24% cada una.

Y de dos varones, Fernando, muerto en accidente de automóvil en 1995, y José Manuel, fallecido en 2015. Cada uno controlaba un 26%, que ha pasado a sus hijos respectivos.

El papel de Crehueras

Desde la llorada desaparición de José Manuel Lara Bosch, el abogado José Creuheras ejerce de albacea de la multimillonaria herencia de la saga. Pese a no poseer ni una sola acción de Planeta, ejerce un mando absoluto e indiscutido.

Desde el fallecimiento de Fernando se hizo cargo de la gestión de los intereses de su viuda e hijos, y lo hizo de la mano de José Manuel, que lo encumbró dentro del grupo y lo mantivo como mano derecha. 

Crehueras era amigo íntimo de Fernando. Las hermanas Inés y Maribel le tienen en tal estima que lo consideran un miembro más de la estirpe y depositan su total confianza en él. De hecho, tanto ellas como los dos descendientes de Fernando han dispensado su respaldo pleno al fulminante relevo de José Lara García.

Movimientos raros

Fuentes conocedoras de los entresijos de la corporación afirman que ese vástago ambicionaba para sí todo el poder. “Se precipitó. Ya disponía de amplias cuotas de mando, en su calidad de consejero delegado. Pero quería más. E hizo cosas raras. Le entraron las prisas, comenzó a intrigar, hasta que Crehueras no tuvo más remedio que defenestrarlo”.

Otra fuente señala que su gestión dejaba mucho que desear. “Metió la pata en varias decisiones trascendentales. Además, sus relaciones con varios de los directivos de la organización eran manifiestamente mejorables. El cese del primer ejecutivo surtirá efectos positivos”.