El grupo Torres cierra su 'escaparate' en la milla de oro de Barcelona tras estancar sus ventas

El grupo bodeguero Miguel Torres, conocido por la marca Familia Torres, ha cerrado su escaparate en el paseo de Gràcia en Barcelona. La histórica empresa, con sede en Vilafranca del Penedès (Barcelona), clausuró definitivamente el pasado diciembre su vinoteca ubicada en el número 78 de la milla de oro de la Ciudad Condal.

Un interlocutor del grupo vitivinícola ha asegurado que el cierre del espacio, rebautizado en julio de 2021 como The Wine House Pop-up Store, estaba previsto en la hoja de ruta de la corporación ya que se planteó como un concepto efímero. Pero no se escapa que el zarpazo del coronavirus, que mantuvo cerrado el local durante 14 meses hasta su reapertura a mediados de 2021, ha incidido negativamente en el rendimiento del proyecto.

Adiós a la 'boutique' de vinos

Según la versión de la compañía dirigida por Miguel Torres Maczassek, se ha optado por potenciar la oferta gastronómica más ambiciosa de El Celleret, el jardín restaurante de Pacs del Penedès (Barcelona) junto a los viñedos de la bodega, en detrimento del espacio del paseo de Gràcia.

Esta iniciativa arrancó en 2008 de la mano de la chef Mercè Solernou con el objetivo de ganar presencia de marca en una de las zonas premium de la capital catalana. A mitad de la pandemia, Torres quiso dar un lavado de cara al establecimiento, aprovechando el cierre forzado por la crisis del Covid-19.

La vinoteca de Bodegas Torres, rebautizada como The Wine House Pop-up Store en 2021, en el paseo de Gràcia / GOOGLE MAPS

Rabat sustituye a Torres

Fue entonces cuando el gastrobar se centró en el copeo y tapeo sin pretensiones. Pero no está claro que la boutique de vinos fuera atractiva ni para el cliente nacional ni para el visitante extranjero, un habitual de la avenida comercial.

En enero de 2022, la sociedad que gestionaba el establecimiento ejecutó una notable reducción de capital para encarar la actividad de la vinoteca, como informó Crónica Global. Finalmente, entre abril y principios del verano la cadena de joyerías Rabat abrirá una tienda en el mismo local, como ha averiguado este medio.

Miguel Torres Maczassek, director general de Miguel Torres SA / CG

Ventas estancadas

La pérdida de la pica en pleno centro de Barcelona llega poco después de que el consorcio revelase sus cuentas del año 2021, último ejercicio en el que ha depositado las cuentas ante el Registro Mercantil. Pese a que Torres regresó a los números negros tras dos años en negativo, un análisis histórico de los últimos siete ejercicios contables demuestra el estancamiento en la facturación de la compañía en torno a magnitudes similares [como puede verse en la tabla inferior].

Incluso el crecimiento de 2021 fue discreto: pese a aumentar su actividad un 21%, hasta cosechar unos ingresos de 243 millones de euros, las ventas aún se situaron por detrás de los 257 millones anotados en 2019. Según el último balance declarado, el 72% de la facturación correspondió a vino y espumosos, mientras que el resto se contabilizó con el brandy.

Escasa rentabilidad

Por otro lado, la rentabilidad del negocio sigue en mínimos. A pesar de elevar su facturación hasta los 243 millones, el beneficio consolidado fue tan solo de dos millones de euros. Eso sí, Torres aprovechó el ejercicio para amortizar deuda bancaria, que redujo de 62 a 50 millones de euros. En sus libros, la bodega atesoraba en 2021 un patrimonio de 275 millones y un fondo de maniobra positivo de 100 millones.

La empresa familiar está presidida por Miguel Agustín Torres Riera, mientras que en el consejo fungen como vocales sus hermanas Marimar y Cristina Torres Riera, además de Mireia Torres Maczassek, Marta Torres Rosselló y Àngels Rosell Pujol.